Martha Meier M.Q.

Opinión o ¿gato por liebre?

Opinión o ¿gato por liebre?
Martha Meier M.Q.
23 de octubre del 2015

Sobre la corrupción, la política y la historia de la humanidad

Hace poco el doctor Martín Tanaka se refirió a la corrupción en su columna de opinión en ‘La República’, pero termina dándonos gato por liebre. Ocurre que la única finalidad de su disquisición es solo para poner en entredicho la economía de mercado y al gobierno de Alberto Fujimori. ¿Por qué no lo dice directamente, en lugar de irse por las ramas?

“La corrupción –escribe Tanaka- aparece como un problema político grave para los ciudadanos en toda la región. Desde países con cierta ‘tradición’ de enfrentar este tipo de problemas, como México, hasta otros supuestamente ‘inmunes’ a estos como Chile”. El autor de esas líneas sabe bien que la corrupción no es solo un problema “político”, sino una conducta social reprobable cuyas raíces culturales se pierden en el tiempo, pero no lo dice.

Ya en el Antiguo Testamento diversos pasajes la condenan. En el libro de los Salmos, por ejemplo, se lee: "No morará en mi casa quien cometa fraude" (Sal 101, 7). Esto entre las muchas otras negativas referencias a tal lacra. El Nuevo Testamento muestra de modo negativo toda referencia a sobornos, fraudes y chantajes. Pablo, en su carta a los Romanos, cuestiona la desde entonces extendida práctica de evadir impuestos. "Dad a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos;[…]”. Y el Corán, libro sagrado del Islam, abunda en normas contra la injusticia, el fraude y la corrupción, para desterrar tan bajas prácticas.

La corrupción no es un mal moderno asociado a una determinada cultura o territorio, ni a una institución, período histórico o ideología. No está solo en los gobiernos o los empresarios, ni es exclusiva de la “economía de mercado” como intenta confundirnos Tanaka cuando escribe: “En Chile, país con una tradición institucional más fuerte [que el Perú], los escándalos aparecen asociados a la perversión de lógicas de gobierno amigables con el sector privado, que buscando el desarrollo de una economía de mercado devinieron en asociaciones que hoy llamaríamos ‘mercantilistas’”. (¿?).

En el supuesto negado de que la corrupción fuese inherente a la “economía de mercado”, esta no debería haber existido, ni podría existir, en los regímenes comunistas, pero la realidad es otra. Adolfo Rivero Caro, político y colaborador de El Nuevo Herald, escribió: “según la teoría marxista-leninista […], la fuente de todos los males sociales -pobreza, corrupción, delincuencia, prostitución, etc.- está en la propiedad privada de los medios de producción […] ¿De dónde salen, entonces, la pobreza, la corrupción, la delincuencia y la prostitución masivas que existen en la Cuba revolucionaria?". Traslado estas preguntas al columnista de la República.

Según Tanaka, “en nuestro país carecemos de redes de corrupción bien asentadas y articuladas (aunque las tuvimos con el montesinismo durante el segundo gobierno de Alberto Fujimori), dada nuestra dificultad general para actuar colectivamente en todo orden de cosas […]”. Y allí es donde salta la liebre: la nota “Tipos de Corrupción” solo refuerza el perverso mito de un Perú impoluto hasta la llegada de Fujimori, y borra los grandes “faenones” de gobiernos anteriores, posteriores y el actual.

Lo malo de algunos académicos con mucho pergamino, es que creen que pueden hacernos pasar fácilmente gato por liebre. ¿O no?

Por: Martha Meier M.Q.

 

Martha Meier M.Q.
23 de octubre del 2015

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