Victor Robles Sosa

¡Oh, la decencia!

¡Oh, la decencia!
Victor Robles Sosa
10 de junio del 2014

¿Por qué Susana Villarán se lanza a una piscina sin agua?

“Susana sí se atreve”, dice el eslogan con que lanzó su candidatura a la reelección la alcaldesa de Lima, Susana Villarán De la Puente. Y sí que es atrevida para lanzarse como candidata teniendo en las encuestas un 82% de desaprobación ciudadana. Es difícil que un político se lance a una piscina sin agua, sin embargo ella lo ha hecho. ¿Qué la impulsó a hacerlo, ha sido una decisión personal? Hay mucho por desentrañar.

El realismo político le habría aconsejado que no lo hiciera, que tratara más bien de terminar su gestión de manera decorosa, para limpiar algo su imagen desgastada por una desastrosa administración. El balance de ésta, grosso modo, podría resumirse así: Tres años dedicados a perseguir al ex alcalde Luis Castañeda y a pelearse con sus “enemigos” políticos – si fuera una demócrata entendería que son solo competidores - y dos años de gestión ineficiente y poco transparente en el manejo de los recursos. Otra posibilidad es que su determinación responda al instinto de supervivencia política, en este caso de la izquierda, pues la configuración del frente electoral que la respalda - que incluye al toledismo y al humalisno - nos anuncia que, una vez más, los comicios de octubre en Lima serán un ensayo de las presidenciales siguientes, en el que la izquierda intentará seguir compartiendo el poder, como lo hizo antes con Toledo y lo hace hoy con Humala. La Cancillería y el Sector Justicia han sido y son manejados por ministros de izquierda la mayor parte del tiempo desde el 2000. La primera canaliza la cooperación internacional, regula a las ONG, y ha sido además el trampolín para que miembros de la izquierda ocupen cargos en la Corte de San José, embajadas o la representación ante la OEA. Y el Sector Justicia le ha permitido a la izquierda ejercer una injerencia política evidente sobre la administración de justicia y manejar el sistema de defensa legal del estado en función de la agenda de sus ONG Una tercera explicación a la candidatura de Villarán – más suspicaz, pero no menos realista - es que el instinto de supervivencia personal la haya convencido de que solo quedándose en la alcaldía o dejando un buen grupo de regidores en el Consejo evitará una auditoría a su administración o neutralizaría sus efectos, librándose así de las eventuales consecuencias políticas y penales de su mala gestión. Pero más atrevido que el lanzamiento de la alcaldesa es que ésta haya desempolvado la bandera de la “decencia” izquierdista, más raída que nunca después de haber destinado millones de soles de los limeños a pagar consultorías a ONG y activistas amigos, de haber inflado la planilla municipal a 6000 empleados (eran 1,500), de haber autorizado a empresas brasileñas a cobrar peaje sin ninguna obra a cambio, haber borrado el nombre de Castañeda de las obras que éste hizo, etc, etc, etc y más etc. Y más cínico que atrevido es invocar la decencia cuando se encarna una candidatura promovida por el protagonista del escándalo Ecoteva, por el humalismo de Chehade, Alexis y Cenaida, por los que desfalcan y empobrece a Cajamarca, por los que aplauden la represión criminal en Venezuela, y por los que siguen viviendo del presupuesto de Lima pese a que el pueblo los revocó en las urnas. ¡Cuánta decencia, por Dios!

Por Víctor Robles Sosa

Victor Robles Sosa
10 de junio del 2014

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