Raúl Mendoza Cánepa

Odebrecht y las especulaciones

Odebrecht y las especulaciones
Raúl Mendoza Cánepa
12 de noviembre del 2017

Las contradictorias versiones sobre sus declaraciones

 

Es justo reconocer que uno de los medios impresos más cautos para dar la noticia sobre las declaraciones de Marcelo Odebrecht fue Peru21, como resalta su defensora del lector. Mientras que los congresistas fujimoristas saltaban en un pie, presuntamente limpios a tenor de su abogado, varios diarios se lanzaban con una afirmación rotunda, a la vez difícil de comprobar; y lo hacían con la certeza de quien en sede estuvo: “¡Keiko es inocente!”. El decano de la prensa nacional no fue ajeno a esa prisa y, con la misma lógica pero en otro sentido, soltó una supuesta primicia: “Odebrecht afirma que financió campaña de Keiko”…

 

Un público lector algo confundido —a veces tendencioso según su dilección o antipatía política— se convirtió en víctima de fuentes contradictorias: por un lado, el abogado de Keiko Fujimori (plenamente identificable) y, por el otro, una fuente inescrutable de El Comercio. ¿Quién tiene la razón? Keiko Fujimori ha decidido juzgar a los responsables de la portada, y llama a que se rompa el acuerdo de confidencialidad para que oficialmente la declaración de Odebrecht salga a la luz y se haga indubitable.

 

Es bueno considerar siempre que frente a una contradicción surge la duda razonable. Frente a ella, el periodismo serio utiliza sus pinzas y economiza el lenguaje, describe el fenómeno tomando todas las versiones, contrastándolas, y no se adelanta con afirmaciones propias. La posverdad sirve para las redes, pero no para la prensa. Al escribir estas líneas toco a todo el periodismo, cuyas portadas o voces radiales replican en el extranjero y crean opinión y juicios de valor en las redes. La temeridad llama a la temeridad. Uno de los imperativos de la buena prensa es  tratar las primicias con rigor científico y sin apuro. Esa era una de las máximas de un ícono del gran periodismo, Alejandro Miró Quesada Garland, notable director de El Comercio, quien decía con admirable sabiduría: “es preferible perder una primicia que perder respeto y credibilidad”.

 

Todo el periodismo nacional se apuró, y ralo fue el rigor para no quedarse sin la “pepa”. También se apuraron los congresistas del fujimorismo a celebrar lo que solo es la versión genérica de su abogado, limitado por la confidencialidad ¿Quién tiene razón? Difícil saberlo, por eso este artículo no trata del tema Odebrecht, sino de la construcción de la verdad.

 

Uno de los pocos diarios que trató con seriedad el asunto fue Peru21. Su defensora del lector lo explica: “Me llamó la atención ver el viernes 10 que Perú21 no estuviera entre los medios que publicaron detalles sobre la declaración de Marcelo Odebrecht cuando respondió a los fiscales peruanos sobre las anotaciones en su agenda. Me comuniqué con el editor de Política, Dan Flores, quien me precisó que no tuvieron enviado especial y que solo se consignaron en la nota las declaraciones públicas emitidas por autoridades y abogados de Keiko Fujimori”.

 

Honestidad y cautela para decir y para desconfiar de los decires. “El diario optó por no recoger las versiones que se filtraron a Lima el jueves, al no tener acceso a una fuente que hubiera estado presente en la audiencia y que hubiera querido contar aspectos de la reunión a pesar del “acuerdo de sigilo” [reserva]. En periodismo, eso se llama versiones extraoficiales o trascendidos; válidos, claro está, siempre que provengan de fuentes dignas de crédito”.

 

Lo único cierto es que las fuentes se contradicen entre sí. Izaguirre nos da una lección a partir de la manera como se abordó el tema. “Es una nota informativa y no podíamos especular, me dijo el editor. Por ello los titulares ‘Odebrecht respondió todo’ y ‘Odebrecht respondió todas las interrogantes de la Fiscalía’. Pero el director Juan José Garrido sí comentó en su columna lo recogido de las que llamó “fuentes informales”. Cabe recordar que la redacción del diario se guía por principios rectores y un decálogo para sus periodistas, que los obliga a contrastar las informaciones que impliquen denuncias o acusaciones con varias fuentes (al menos tres) para poder ser publicadas”.

 

Bueno fuera que la información oficial pronto nos advierta de dónde proviene el error.

 

Raúl Mendoza Cánepa

Raúl Mendoza Cánepa
12 de noviembre del 2017

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