Jorge Morelli

Ocaso del G7, esplendor del G2

Estamos de vuelta en la bipolaridad global: EE.UU. y China

Ocaso del G7, esplendor del G2
Jorge Morelli
13 de junio del 2018

 

Thomas Straubhaar, profesor de la Universidad de Hamburgo, y Brahma Chellaney, del Center for Policy Research de Nueva Delhi,están físicamente en las antípodas del planeta, pero en el mismo lugar mental. Ambos han advertido acerca de cómo será la política y la economía global en los próximos años. El occidental Straubhaar sostiene que el grupo de las siete potencias económicas llamado G7, integrado por Estados Unidos y sus aliados tradicionales, ha terminado su ciclo. En adelante —lo sabemos gracias a Gestión—, lo que hay es un único nuevo grupo, el G2: Estados Unidos y China. Entre ellos se decidirán las cosas en adelante.

Por su parte, el profesor asiático Chellaney añade que Donald Trump y Xi Jinping “se basan en la misma idea: que las dos superpotencias tienen toda la libertad de actuar en función de sus propios intereses”. De modo que aquí estamos de vuelta en la bipolaridad global. Un mundo, sin embargo, solo en apariencia similar al de la Guerra Fría. Primero, puede descartarse razonablemente todo verdadero peligro de amenaza nuclear. Las dos nuevas superpotencias forcejean en el terreno económico sin llegar a la guerra comercial. Pero no se amenazan entre sí en el terreno militar, e incluso colaboran exitosamente en el desarme nuclear de la península de Corea, con Trump liderando las negociaciones y Xi actuando muy eficazmente detrás del biombo chino.

Ahora bien, ¿es esto malo para las economías emergentes, como el Perú? Todo lo contrario. Podrán jugar sus opciones entre ambos y dentro de límites desde luego. Es Europa la que necesita entender esto. Aún no lo acepta. No quiere admitir su nuevo lugar. No le ha quedado hace poco sino colaborar con desgano en la advertencia a Irán de que Occidente no va a tolerar un portador más de armas nucleares en Oriente Medio; y ha intentado con Canadá —que debió hacer caso a EE.UU. y no a Francia— fabricarle a Trump un corralito en la reunión del G7, echarle en cara sus quejas lastimeras de aliados ninguneados y tratar de arrancarle, por compasión, concesiones arancelarias. Trump los ha dejado boquiabiertos al proponer un G7 “sin aranceles y sin subsidios” y reincorporar a Rusia. Haciéndose los ofendidos, los aliados europeos no han atinado sino a fingir que ignoran al presidente de Estados Unidos.

No sería una sorpresa que esta —la número 44— haya sido la última reunión del G7. A las siguientes puede que los aliados no sean invitados por no saber ubicar su lugar en la mesa.

 

Jorge Morelli
13 de junio del 2018

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