¿Numerito también habla?

A propósito de los resultados de la evaluación censal 2014 realizada por el MINEDU.            

Como sabemos, Finlandia constituye todo un referente en temas educativos. Y a propósito de la prueba PISA, Jari Lavonen, Decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Helsinki, señaló respecto a dicha prueba: “No debemos olvidar que el informe Pisa es un proyecto de la OCDE y que esta organización tiene una visión determinada del progreso. Ellos dicen: aquí tenemos petróleo, aquí minerales y aquí trabajadores cualificados. Miran en qué países hay suficientes trabajadores cualificados para instalar empresas y fábricas…Y el ranking de Pisa es un efecto colateral de esta visión”.

Ante la pregunta de que en algunos países el ranking de PISA se vive como el sorteo de la Champions League, inteligentemente respondió: “…no nos gustan los rankings. No publicamos rankings de escuelas ni de universidades. No buscamos competición, sino colaboración”.

Estas reflexiones resultan muy importantes porque hace algunas semanas –para mí muy sorprendentemente- un diario -considerado como “el diario de referencia”- dedicó la primera plana de su edición a los resultados arrojados por la Evaluación Censal de Estudiantes 2014 hecha por el MINEDU.

El titular decía: “El 44% de alumnos de segundo grado ya entiende lo que lee”. El pre-titular destacaba con letras rojas: “HISTÓRICO”. Y luego, con grandes caracteres: EN UN AÑO COMPRENSIÓN LECTORA MEJORÓ EN 11 PUNTOS PORCENTUALES”. Y una de las bajadas del titular decía: “Explicación. Entre las razones de esta mejora se encuentra que más colegios públicos y privados cuentan con docentes y libros desde el primer día de clases”.

Como lector común –pero hombre permanentemente preocupado por la educación y poco creyente en la magia- me remití a la página interior que detallaba el logro. El nivel satisfactorio de matemáticas había pasado de 17% a 26% y el de lectura de 33% a 44%. La prueba había sido tomada a todos los que cursaron segundo grado de primaria: nada más y nada menos que 558,000 escolares.

Sin embargo, al leer las causas que explicarían este logro me llamó la atención que la cuarta causa mencionada alude a que “El 77% de docentes recibieron materiales de apoyo a la enseñanza, entre ellos kits de monitoreo y aprendizaje para diagnosticar el nivel de los alumnos y adaptar el material”.

Algunos ya sabíamos que desde el 2013 y durante el 2014 los alumnos han recibido un entrenamiento permanente para este examen. Ese es el llamado “kit de monitoreo”. Para decirlo simplemente: el MINEDU ha dedicado dos años a entrenar/amaestrar estudiantes para una prueba censal. Con evidentes miras a subir unos puntos en la prueba PISA. Con evidentes miras a mostrar numeritos superiores a aquellos alcanzados por gestiones anteriores.

Todos sabemos que educar no es entrenar y menos amaestrar. Imagino que los padres de familia no estarían muy contentos al saber que sus hijos no están estudiando, sino siendo amaestrados para una prueba. E imagino –entonces- que quienes saben un poco de educación no solo entienden esto, sino que de lo que se trataba era casi exclusivamente de que los alumnos “aprendiesen a dar la patita”. Debería hasta preocuparnos que solo el 44%  de alumnos salga bien en la domesticada prueba. Si se trata de entrenamientos, amaestramientos y respuestas condicionadas, el Kennel Club hubiera obtenido mejores resultados.

Cuando veo la televisión inundada de spots que aluden a logros educativos, entiendo mejor el amaestramiento y la búsqueda de números. Pero también entiendo que la educación, en el sentido amplio, está siendo reemplazada peligrosamente por el mero marketing político y electoral.

A mis amigos del diario que publicó la primera plana aludida les recordaría que la palabra historia viene de una voz griega que significaba “búsqueda, averiguación”. Que es precisamente lo que les faltó a los señores periodistas para levantar la noticia tal y como lo hicieron.

Por Eduardo E. Zapata Saldaña
26 - Mar - 2015