¿Nuestros hijos valen menos que los tuyos?

Ejecutivo y Legislativo están ausentes en esta grave situación

¡Ahora o nunca! Es el lema de la huelga magisterial, liderada por el profesor cusqueño Ernesto Meza Ticca. Más allá de las justas reivindicaciones y la desconfianza de los profesores a la evaluación académica, esta huelga expresa el rechazo a la reforma educativa impuesta por la burocracia estatal limeña, que no ha tenido la capacidad (en los últimos quince años) de explicarle al país en qué consiste dicha reforma ni cuál es su objetivo.

Los peruanos están hartos de la eterna mentira de los candidatos a la presidencia, cuando dicen: “la educación en mi gobierno será prioridad”. Ahora saben que esa frase es un engaño para llegar al poder. Por eso, la huelga magisterial ha logrado —después de muchos años—, el respaldo militante de los padres de familia, de los estudiantes y de las autoridades rurales más alejadas del Perú.

La lucha es por conseguir la mejor educación para sus hijos, a los que no quieren ver vivir en la ignorancia ni en la miseria que ellos sufren como padres. Son millones que reclaman mejor infraestructura educativa, atención en la salud, educación de calidad y medios de transporte adecuado. Ellos preguntan: ¿Por qué nuestros hijos estudian en colegios sin techo, sin agua y con un solo profesor, mientras los hijos de los gobernantes lo hacen en colegios que tienen todo?

El premier Zavala no comprende que la huelga magisterial expresa un pedido tan vital como el de la necesidad de pan para vivir. Lo que exigen estos peruanos es igualdad de oportunidades y calidad educativa, tal como la tienen los hijos de millones de peruanos. ¿Acaso nuestros hijos valen menos que los tuyos?, preguntan con la sospecha de que la intención es descartarlos y relegarlos a ser ciudadanos de segunda categoría. Esa actitud les duele y fomenta mucho resentimiento.

La huelga continua y sus reivindicaciones pueden sumarse a las demandas de médicos, enfermeras, agricultores, cocaleros y mineros informales. El ministro Basombrío afirma que los maestros son manipulados por Sendero Luminoso. No se da cuenta de que el tonto útil es él, porque le atribuye al senderismo capacidad política que no tiene.

Los maestros están divididos y tras la huelga subyace una sórdida lucha de los dirigentes del Partido Comunista —Patria Roja—, contra algunos dirigentes del Movadef y los sindicatos regionales. El predominio de las posiciones “radicales” en el SUTEP se debe al abandono de los partidos políticos de las demandas de los maestros. Por eso sectores liberales plantean acabar con la hegemonía del SUTEP en la educación peruana, y liberar el acceso a la carrera magisterial que, según afirman, fomentaría una auténtica meritocracia en el acceso al puesto de profesor.

Los sectores disidentes, liderados por el cusqueño Ernesto Meza Ticca, plantean reconstruir el sindicato de profesores bajo la consigna de “un maestro, un voto” y exigen que este proceso sea supervisado por la ONPE. Solo así acabarán con el sindicato-partido en que se ha convertido el SUTEP oficial, al que acusan de haber traicionado la lucha de los maestros.

¿Qué sucederá con los millones de estudiantes que pueden perder el año escolar? ¿Cómo podemos satisfacer sus demandas por una educación digna que los forme y los haga ciudadanos de una república democrática? El Ejecutivo, el Parlamento y los dirigentes políticos están ausentes en esta grave situación. La educación, camino liberador del pueblo, puede convertirse en el cadalso de un gobierno lejano, incapaz de cumplir su papel conductor en nuestro país.

Tino Santander Joo