No somos nosotros

Reseña de la nueva novela de Ricardo Sumalavia

Doctor en Literatura por la Universidad de Burdeos, Ricardo Sumalavia (Lima, 1968) es uno de los más persistentes narradores peruanos surgidos en los años noventa. Tiene publicados seis libros, la mayoría de ellos de relatos breves o brevísimos —desde Habitaciones (1993) hasta Enciclopedia plástica (2016)—, que lo han convertido en uno de nuestros especialistas en la tan de moda “microficción”. Sin embargo, en los últimos años Sumalavia también ha incursionado en las narraciones más extensas, con las novelas Que la tierra te sea leve (2008) y Mientras huya el cuerpo (2012), a las que ahora se suma No somos nosotros (2017), una especie de diario personal de un peruano que regresa a su patria después de diez años.

A pesar de tratarse de una ficción, el protagonista está plenamente identificado con el autor, incluso hasta en el nombre y apellido. Este Ricardo Sumalavia también ha vivido un decenio (2005-2015) en Francia, en la ciudad de Burdeos, acompañado de su esposa e hijos, y se apresta a regresar al Perú, a reincorporarse a la vida académica limeña. Pero antes de viajar, decide hacer apuntes de sus últimos días en Burdeos: los lugares que visita, la gente con la que se encuentra, los libros que lee y las ideas y emociones que todo eso genera en él. Así la novela está constituida por casi cincuenta textos breves, la mayoría de menos de dos páginas, en los que las menciones de calles y edificios se alternan con recuerdos personales, sueños y reflexiones literarias, un poco a la manera de las Prosas apátridas de Ribeyro.

El hilo que une a estos fragmentos es la conciencia y la memoria del protagonista, en la que hay una presencia recurrente: Alma, una vecina de la infancia del autor (en el limeñísimo Barrios Altos), y que murió apenas llegando a la adolescencia. Este casi fantasma parece representar al pasado limeño del autor, a todo ese mundo al que desea y teme volver. “No somos nosotros” le dice Alma a Ricardo cuando en un sueño ven a una pareja idéntica a ellos, lo que grafica claramente que la identidad y la memoria son los ejes de esta novela, en la que vuelven a destacar la concisión, la capacidad de sugerencia y la tendencia a lo fantástico del autor.

Pero con esos recursos y temas no basta para darle tensión narrativa al conjunto, pues no hay ninguna trama ni evolución del protagonista. Algo que ya habíamos señalado con respecto a las anteriores novelas de Sumalavia, especialmente Que la tierra te sea leve. Y sin esa tensión el libro queda como una simple reunión de fragmentos, algunos de ellos literariamente logrados. En ciertas páginas las divagaciones “culturales” (las numerosas alusiones librescas y menciones de autores que han vivido en Burdeos) aportan poco al desarrollo de los temas mencionados. En otras páginas sentimos algunos traspiés en la prosa, seguramente producto de los años que el autor ha estado lejos del idioma. No obstante, No somos nosotros resulta un libro interesante, una propuesta diferente en el conjunto de la obra narrativa de Sumalavia.

Javier Ágreda