Fernando Vigil

No hay drawback gratis

No hay drawback gratis
Fernando Vigil
08 de septiembre del 2015

Sobre la diferencia entre incentivos y subsidios a las exportaciones

Imagine por un momento que usted es un confeccionista de camisas que vive en el país A, y se le presenta la gran oportunidad de exportar un gran lote al país B. Va a requerir una serie de insumos para producir: telas, hilos, botones, etiquetas, bolsas, etc. Asumamos que adquirió todos los insumos en el mercado local, con excepción de los botones, que decidió importar del país C y por los que pagó derechos arancelarios al Estado. Cuando usted exporte las camisas al país B, por el simple hecho de haber incorporado todos o algunos de los botones, puede solicitar el drawback, lo cual implica que el Estado le devolverá los aranceles que usted pagó por importar botones (dependiendo de la cantidad usada en el producto final).

Ahora, ubíquese en el Perú dentro del contexto indicado. Algunas cosas cambian radicalmente. Cuando usted solicite el drawback al Estado (SUNAT), éste le devolverá el 4% del valor total de su exportación de camisas. Es decir, un monto mucho mayor al de los derechos arancelarios pagados por la importación de botones.

Al primer caso lo podemos catalogar como una medida justa, que busca hacer frente a la arbitrariedad del Estado a través de regulaciones proteccionistas como los aranceles, además de incentivar las exportaciones no tradicionales, y optimizar y redimir el nivel de riesgo e inversión que se efectúa al exportar.  Al segundo caso lo podemos calificar sin temor como un SUBSIDIO puro.

En el primer caso se trata de un mecanismo que tiene el consenso internacional por haber sido aprobado por la Organización Mundial de Comercio (OMC), que posibilita que los Estados brinden beneficios e incentivos a los exportadores, sin que ello implique un subsidio. En el segundo caso es un subsidio porque representa una transferencia directa de fondos del Estado al exportador-productor, y le devuelve más de lo que realmente ha pagado por derechos arancelarios, lo cual está penado en el ámbito internacional.

Ya que quedó claro que el drawback es un subsidio, este monto adicional que el Estado les otorga a los exportadores no es gratis, y tiene que salir de algún lado. Vale recordar la famosa frase que popularizó Milton Friedman (Premio Nobel de Economía 1976): “There is no free lunch”, es decir “no hay almuerzo gratis”, alguien lo tiene que pagar. Seguro que esto le huele mal. Pues hace bien en pensar mal. El dinero extra sale de nuestros bolsillos a través de los impuestos que pagamos. Se trata a todas luces de un jugoso y ansiado beneficio para un grupo privilegiado de exportadores (no al sector exportador) pagado por todos los peruanos.

Los efectos negativos de un subsidio como el drawback son diversos. Además del robo al contribuyente, principalmente al contribuyente pobre, existen las sanciones impuestas por la OMC a través de regulaciones para las mercancías exportadas, lo que significa que estas son gravadas con derechos compensatorios en los países de destino, perjudicando de por si a las exportaciones, a razón de las buenas intenciones que tiene el Estado (de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno).

Sin embargo, no solo en el Perú sino en gran parte de Latinoamérica se ha hecho común el uso de este mecanismo mediante artilugios legales para sacarle la vuelta a las regulaciones internacionales que promueven la libre competencia. Para tal fin, los legisladores le han atribuido la característica de régimen aduanero “simplificado”. Hecha la ley, hecha la trampa.

En el primer semestre del año se ha producido una caída notable de nuestras exportaciones (retroceso del 15,7%), esto ha llevado a los exportadores a solicitar al gobierno (a través de ADEX), medidas de urgencia para detener la pérdida de capacidad exportadora, siendo la principal un incremento de la tasa de restitución del drawback (hoy del 4%) y/o mediante el incremento de los aranceles para varias subpartidas (insumos) que hoy tienen arancel de 0% y que les impide solicitar el drawback

Las presiones de ADEX (liberales en algunas medidas y mercantilistas en otras) se han visto respaldadas por los argumentos de muchos especialistas que han llegado a sostener que el MEF cometió un error al intervenir el drawback en el momento más inoportuno, cuando nuestras exportaciones estaban en caída. Sin embargo, todos ellos no han visto “más allá de lo evidente”, y siguen viendo los subsidios estatales como salvavidas para los exportadores, por el temor que les infunde a estos su falta de competitividad en los mercados internacionales. Ellos y el Estado no se dan cuenta que no hay mejor mecanismo para fomentar la competitividad que la libre competencia.

Por: Fernando Vigil

Fernando Vigil
08 de septiembre del 2015

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