Marco Sipán

#NiUnaMenos: ¿ideología o evidencia?

#NiUnaMenos: ¿ideología o evidencia?
Marco Sipán
12 de agosto del 2016

Buscando soluciones a un mal que nos aqueja como sociedad

Se acerca la marcha #NiUnaMenos. Toda la gente que viene impulsándola ha generado un movimiento que ya sobrepasó la voluntad de los políticos conservadores, quienes nunca han tenido la intención de legislar correctamente para frenar el maltrato y la discriminación en contra de las mujeres. Esta acción colectiva ciudadana se enfrenta a un mal estructural y a toda una lógica de entender las relaciones humanas de manera discriminatoria y violenta. Es, también, la expresión de una voluntad colectiva masiva que exige políticas públicas efectivas que den solución y frenen el maltrato a las mujeres.

Una sola demanda ha podido articular a todos: frenar la violencia contra la mujer. El movimiento que se ha generado en el entorno de #NiUnaMenos ha ido creciendo e integrando a diversos actores colectivos; y también ha logrado mediatizarse, generando una masiva expectativa. Nunca antes tuvo una movilización tanto respaldo público de las instituciones, empresas y organizaciones. Esta manifestación política, que viene impulsando la ciudadanía, nos demuestra que la política no se agota en el parlamento ni es exclusividad de épocas electorales.

Ante la acusación del cardenal Cipriani de que todo esto lo originaba una ideología feminista, las estadísticas del Sistema de Registro de Feminicidio y Tentativa de Feminicidio, a cargo del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, nos dan la evidencia de que esta es una realidad más que preocupante. En el 2015 hubo un total de 293 víctimas de feminicidio y tentativa de feminicidio, y en lo que va del 2016 son 149 los casos. Este año las regiones donde se presenta el feminicidio con mayor frecuencia son: Lima con 40 casos, Huánuco con 15, Arequipa con 12, La Libertad con 11, y Cusco y Junín con 9 casos.

Sobre el perfil de las víctimas, los datos de este año (enero – mayo de 2016) muestran que 90.6% de las víctimas son mujeres adultas entre 18 a 59 años, el 8.1% son niñas entre 12 y 17 años, y 1.3% son mujeres adultas mayores de 60 años de edad. Los datos sobre el vínculo relacional (pareja o ex pareja) que tienen las víctimas de feminicidio con su agresor arrojan que en el 16.8% de los casos fue el esposo; en 36.9% el conviviente; en 23% el ex conviviente; en 4.7% el enamorado o novio; en 3.4% el ex esposo. El 87% de los casos fueron en escenarios íntimos. En el 4.7% de los caos casos las víctimas estaban gestando. Además, según el Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, entre el 2009 al 2015 las formas utilizadas con mayor regularidad para cometer esos crímenes son el acuchillamiento (con un 54% de los casos) y a través de golpizas (17%).

Un sinfín de oportunidades ha habido para legislar en pro de los derechos de las mujeres. Sin embargo el machismo estructural dentro de la política, lo público y lo estatal, ha generado la invisibilidad de las víctimas. Con un discurso eurocéntrico y patriarcal se intenta homogeneizar la violencia, elevarla a lo abstracto, afirmar que a todos nos afecta por igual, que existen malas personas que cometen esos delitos; y todo ello ocultando lógicas sociales, formas de vida y procesos de estructuración social que, en un complejo enmallado de dominación, generan condicionantes para estos espantosos crímenes. Sobre tal situación esta marcha es un gran avance ciudadano, que se está ganando la opinión pública en la búsqueda de la solución a este mal que nos aqueja como sociedad.

La voluntad política patriarcal y machista que existe en el aparato estatal tiene que ser transformada, impulsando un nuevo sentido en las relaciones entre géneros en la sociedad. Solo así se generará una lógica armoniosa de convivencia que permita establecer mejores políticas estatales antipatriarcales y de equidad, igualdad y justicia para todos.

 

Marco Sipán

 
Marco Sipán
12 de agosto del 2016

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