Édgar Villanueva

Ni cogobierno ni convivencia

Ni cogobierno ni convivencia
Édgar Villanueva
15 de septiembre del 2017

Debe ser una cohabitación forzosa

“Al Andar se hace camino…”

Antonio Machado

Al cerrar este artículo continúa el debate en el Congreso respecto a otorgar el Voto de Confianza al Gabinete encabezado por Fernando Zavala. Después del desorden social en las calles se ha escalado al desorden político en las alturas.

¿Por qué llegamos a este nivel de crisis política? Son muchos los factores: equívocos manejos políticos, tanto del Ejecutivo como del Legislativo; expectativas populares truncadas, que generaron protestas legítimas y que no se supieron afrontar acertadamente. Y, sin duda, la debilidad institucional del Estado. Pero sobre todo, desde nuestro punto de vista, el asunto neurálgico radica en que tanto el oficialismo como la oposición en general, y en particular la oposición mayoritaria (Fuerza Popular) no han podido leer a tiempo un fenómeno nuevo que produjo la votación ciudadana en las elecciones del 2016: eligió una poderosa bancada congresal a favor de Fuerza Popular y, a contrapelo, a PPK para dirigir el Poder Ejecutivo. Nuevo fenómeno que supuso posibles escenarios:

a) Cogobierno entre FP y el pepekausismo. Escenario imposible, no solo por la “sangre en el ojo” de la candidata perdedora, sino por su legítimo derecho a ser oposición por mandato popular y a mantener su expectativa de convertirse en una posible alternativa de gobierno el 2021.

b) Convivencia política soterrada. Alternativa igualmente inviable, ya que el fujimorismo quiere mantener independencia por su aspiración de alcanzar el poder.

c) Cohabitación forzada. Vía que no ha sido correctamente entendida por el oficialismo y la oposición. Esa falta de lectura del mandato electoral ha impedido tender puentes y avanzar en el diálogo democrático para darle gobernabilidad al país, en el marco del Estado de derecho constitucional.

Esta cohabitación, diferente al sistema francés, bien administrada políticamente hubiese permitido establecer compromisos mínimos referidos a la gobernabilidad y la lucha contra la inseguridad, la corrupción y el violentismo; y para impulsar reformas y fortalecer el régimen democrático. Pero la falta de visión ha colocado al país ante la peor crisis política de los últimos años.

El fujimorismo usó la táctica del “pollo a la brasa” contra el Gobierno para desgastarlo y debilitarlo, en la equivocada creencia de que así acumulaba fuerzas para el 2021. El oficialismo, por su parte, no pudo ordenar bien sus filas empezando desde el Ejecutivo, hasta su bancada y su partido; y en muchos casos se ha disparado a los pies. No ha logrado un manejo políticamente acertado. Todo esto nos ha arrastrado a esta grave crisis.

Cierto es que el Gobierno y el Congreso están sumamente desgastados y el pueblo desconfía de ambos poderes que están en franco proceso de deslegitimación. En este escenario, a ninguno le convenía la confrontación, la colisión, la bronca.

A estas alturas, cuando ya se ha fracturado el entendimiento entre el Ejecutivo y la mayoría parlamentaria, ¡la suerte está echada! El fujimorismo y acompañantes no le darán el voto de confianza al Gabinete Zavala y se abren solo dos escenarios: 1. La crisis del Gabinete y la conformación de uno nuevo en 72 horas. 2. Un nuevo Gabinete que en caso de no administrar bien la cohabitación, conjuntamente con la oposición, (manejo que genere puentes de diálogo mínimos para darle la investidura al nuevo equipo ministerial), en este caso de no tenderse puentes para encauzar la cohabitacion politica ,el presidente podrá disolver constitucionalmente el Congreso y convocar a nuevas elecciones.

Estamos entonces en una situacion al borde de una crisis politica catastrofica, si no se logra un diálogo ¡urgente!. La situación  se puede tornar espantosa, si no se miran primero los intereses del país. En política todo es posible.Ojalá la cohabitación pueda funcionar

¡Dios nos coja confesados!

Edgar Villanueva

 
Édgar Villanueva
15 de septiembre del 2017

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