Victor Robles Sosa

Nadine en su laberinto

Nadine en su laberinto
Victor Robles Sosa
18 de agosto del 2015

La primera dama debe explicar sobre las agendas y fotos publicadas

La democracia es remecida otra vez desde sus cimientos por el fantasma de la corrupción, que de nuevo apunta hacia lo más alto del poder. El impacto de la denuncia del programa Panorama sobre las supuestas agendas privadas de Nadine Heredia, ha sacudido la conciencia nacional porque se trata de una primera dama no-tradicional que, tal como lo admite su esposo, co-gobierna con él.

La denuncia tiene varias aristas que merecen ser investigadas, pero no políticamente, sino como corresponde. Abrir una comisión investigadora parlamentaria solo contaminaría el caso con intereses políticos, lo cual terminaría beneficiando a los responsables de eventuales delitos y también desacreditando a la institución parlamentaria y a la clase política.

Las indagaciones deben ser asumidas de manera exclusiva y excluyente por el Ministerio Público, y éste debe ser celoso en que se respete el derecho de la señora Heredia a la presunción de inocencia y las demás garantías al debido proceso. No debe haber ninguna fisura legal, por el bien de la democracia y porque de otra manera se pondría en riesgo lo que el país desea y reclama: conocer la verdad y solo la verdad.

La denuncia es gravísima. Implica que la esposa del Presidente de la República habría manejado más de 3.5 millones de dólares de fondos aparentemente recaudados por el Partido Nacionalista, cuando esa organización política declaró haber recibido menos de 500 mil dólares al Jurado Nacional de Elecciones. Si las cifras son reales, alguien debería explicar a dónde fue a parar la diferencia y además de dónde vinieron esos millones.

Otra arista de la denuncia es la autenticidad de las agendas. La señora Heredia ha entrado en gruesas contradicciones que la han conducido a un laberinto, y en vez de salir de éste se está metiendo más. Tampoco ha dado la cara. Sus respuestas se han limitado a publicar mensajes en Twitter.

En su primer tuit, poco antes de salir al aire la denuncia dijo: “Todas las semanas mi defensa tiene que enfrentar mentiras como estas: fotocopias falsas, correos y documentos fraguados o construidos”. Luego llamó “truchas” (falsas) y “burdo montaje” a las agendas mostradas. Sin embargo, después soltó el siguiente tuit, en el que parece admitir que las agendas son auténticas: “¿No se acuerdan que en gobierno del APRA se filtraron documentos de la UIF que estaba en PCM a prensa? Expertos en vulnerar intimidad”.

En cualquier caso, las autoridades tendrán que verificar la autenticidad de las agendas. Existen dos peritajes grafológicos que solicitó el programa Panorama a expertos peruanos e italianos, que sostienen que los apuntes son del puño y letra de Heredia, pero como estos podrían considerarse de parte, la Primera Dama haría bien en someterse a un examen formal.

La tercera arista es más política, y tiene que ver con las fotografías halladas en un USB entregado junto con las agendas. Las fotos revelan que la pareja presidencial lleva un tren de vida suntuoso, incompatible con el discurso de “inclusión social” que predica. Por ejemplo los vestidos Carolina Herrera de la primera dama y un juego de sala de lujo. Solo la mesita auxiliar de sala habría costado más de S/.5,000. Una bofetada a los beneficiarios de los programas sociales.

De otra parte, el destape de Panorama se conoce en circunstancias que la aprobación ciudadana del presidente Humala ha llegado a su nivel más bajo: 17%, según la última encuesta Ipsos Perú. En estos momentos difíciles le corresponde a la clase política, principalmente a la oposición democrática, asegurar que el escándalo sea tramitado por los canales institucionales, con serenidad y pulcritud.

El Perú va camino a un cuarto gobierno democrático consecutivo y nada debe interrumpir el proceso de institucionalización democrática. El gobierno nacionalista tendrá que entregarle la posta al nuevo presidente que resulte elegido el 2016, sí o sí.
 

Por Víctor Robles Sosa

Victor Robles Sosa
18 de agosto del 2015

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