Miremos hacia una nueva república

La elección de PPK era una esperanza; pero después de cumplirse casi dos años de su gestión, la realidad nos demuestra que su Gobierno fracasa, que fue un engaño más del marketing electoral. Esta sensación de derrumbe generalizado va en aumento y se lleva de encuentro a toda la clase política, incapaz de generar consensos para gobernar. Además, el huaIco de la corrupción brasileña es tan grande que ha dejado al Perú atrapado en un desorden total.

Estamos ante una administración deslegitimada para gobernar; el país no cree en ellos y es muy difícil que logren superar la indignación de la inmensa mayoría. Ni los patéticos bailes del presidente, ni los triviales diálogos de la premier Aráoz, ni los oportunistas homenajes de la clase política a la selección nacional, ni la violencia parlamentaria del fujimorismo, ni la visita del Papa, ni el indulto a Fujimori, ni la vacancia presidencial podrán hacernos recuperar la fe en el sistema político.

El antropólogo Miguel Fernández opina al respecto: “En el hostil territorio peruano conviven varios países, y siento que el fútbol solo nos une cuando ganamos. Creo que los políticos pretenden aprovechar los triunfos futbolísticos para engañarnos, y que ese engaño ya no va más. El país tiene que plantearse un nuevo gobierno a partir de la convocatoria a una constituyente que defina el funcionamiento de otra república y que modifique el proceso de regionalización que ha sido un fracaso. De no ser así, iremos a una división y enfrentamiento inevitable".

Hermes Cauna, presidente del Frente de Defensa Ambiental de Puno, dice: “El Perú, por la incompetencia y corrupción de su clase política y empresarial, está atrapado y no puede salir de sus problemas. Por eso el país necesita refundarse, necesitamos nacer de nuevo. Es urgente una asamblea constituyente que vea en los fundadores y en las civilizaciones originarias de la patria las fuentes de inspiración para construir una república moderna, que separe la política del derecho liberando las potencialidades de nuestro pueblo honesto y trabajador.

Carlos Tisoc, dirigente social de La Convención, expresa: “Miremos hacia adelante, no podemos seguir atrapados en la miseria de la política actual. Además, nosotros somos culpables porque elegimos a políticos corruptos y sinvergüenzas. Tenemos que superar el caudillismo de los políticos arrogantes y vanidosos y construir un país institucionalizado y participativo. Debemos incorporarnos a la realidad del mundo globalizado. La gran mayoría no está preparada para los efectos de la revolución digital que se impone. Por eso la nueva constitución tiene que consolidar lo avanzado, pero debe ser el nacimiento de una nueva república”.

Luiggi Pozo, estudiante de Ingeniería Civil de Cusco, dice: “Si queremos superar el pasado, es necesario una asamblea constituyente. No podemos avanzar con una clase política tan desprestigiada, no podemos estancarnos como país. Nosotros los jóvenes universitarios queremos vivir en una sociedad igualitaria, con oportunidades y con un contrato social que plantee una sociedad para los nuevos tiempos”.

Estas opiniones reflejan el clamor y el sentimiento de millones de peruanos, pero no las recogen las encuestas ni la prensa. Tampoco la élite dirigente, pues no comprende el deseo mayoritario que pugna por salir del laberinto infernal en que nos encontramos.