María Cecilia Villegas

Mirando después de 5 de Junio

Mirando después de 5 de Junio
María Cecilia Villegas
02 de junio del 2016

Más allá del cliché polarizante de la izquierda y la burguesía

Estamos a horas de que los peruanos salgan a elegir a quien dirigirá el destino del país y el de todos nosotros durante los próximos cinco años. El poder viene del pueblo, y a través del uso de ese poder, el pueblo decidió darle mayoría en el Poder Legislativo a Fuerza Popular. Ese mismo pueblo, según lo que hemos ido viendo, parecería querer darle también el control del Ejecutivo.

Ello ha motivado que los distintos movimientos se organicen, busquen alianzas y apoyen a PPK, el candidato que, según dicen, representa la decencia, la democracia, la libertad y el futuro del Perú. Y hasta la primera vuelta, también a los poderes fácticos, pero eso ya no lo quieren decir. El martes, en una marcha multitudinaria llena —aunque sea políticamente incorrecto decirlo— de blanquitos, que recuerda mucho a las del movimiento Libertad, el antifujimorismo en pleno salió a decirle a Keiko que ella no va. Y ello me parece muy bien. En una democracia todos los ciudadanos tenemos derecho a manifestarnos y dar a conocer nuestras posiciones, libremente, sin coerciones de ningún tipo. Salieron a decir que la dictadura no pasará. Y ahí creo que me perdí, porque si mal no recuerdo el Perú vive en una democracia; prueba de ello es que estamos en pleno proceso electoral, libre y democrático. ¿O no?

Esta semana ha circulado además un video de Salvador del Solar advirtiéndonos: “Este domingo vamos a elegir entre dos partidos. Vamos a elegir entre volver a un pasado oscuro o avanzar hacia un futuro brillante. Vamos a elegir entre regresar a una dictadura o defender nuestra democracia”. Y otra vez, todos los ciudadanos tenemos derecho a dar nuestra opinión. Pero a lo que no tenemos derecho, es a descalificar a aquellos que no piensan como uno. La transformación del Perú no se explica tomando posiciones políticamente correctas ni defendiendo valores posmaterialistas desde la comodidad de las casas de San Isidro, Miraflores y Barranco. Tampoco tergiversando la historia.

Como sostiene Hugo Neira, es momento de explicarnos qué es el fujimorismo. Y esto no pasa por deslegitimar a sus seguidores ni a sus militantes. Neira sostiene que estos “No son ni quieren ser empresarios estatales. Vienen de la migración, pero no todos. (…) Son gente del mundo del trabajo, del empoderamiento, de la dinámica del mercado al que han entrado tras medianas y pequeñas empresas. Nuevas capas sociales que buscan una representación política”.

Entiendo que la década del noventa y lo que esta representó genera pasiones de uno y otro lado. Que es difícil mantenerse neutro. Pero deslegitimando a un amplio sector de la población no construimos país. Esa nueva clase media pujante y emprendedora surgió luego de que el Perú tocara fondo, económica y socialmente, a fines de los ochentas. Fue testigo del terror y la sangre en que nos sumieron Sendero y el MRTA; y nos vio coquetear con la calificación de Estado fallido, antes de poder hacer reformas estructurales que nos llevaron al crecimiento económico de la década pasada.

Las elecciones señores, acaban el domingo. El pueblo habrá elegido presidente, nos guste o no, y deberemos seguir hacia adelante, construyendo una visión de país y con una agenda grande de reformas estructurales para efectivamente acabar con la pobreza y llegar a la OCDE.

María Cecilia Villegas

 
María Cecilia Villegas
02 de junio del 2016

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