Millones y propaganda negra

A propósito de ciertos gastos y de la próxima interpelación de la ministra de Salud

La persuasión para modificar o reforzar creencias, actitudes y comportamientos de las personas a través de una gestión planificada y sistemática de los diversos tipos de información es imprescindible en toda sociedad. La propaganda es la persuasión que apela más a las emociones y a los prejuicios que a la razón. Es inaceptable la promoción sistemática de las acciones de gobierno y acciones que denigren, mientan y desacrediten a sus opositores.

A pesar de todo se hace propaganda estatal.  El debate sobre el uso de fondos públicos en la propaganda después de las experiencias del nazismo, fascismo y las múltiples dictaduras ha concluido en el concepto de la llamada propaganda blanca y negra, además de una serie de límites para evitar la discrecionalidad. La fiscalización, la transparencia y el escrutinio público de esos fondos son parte de la defensa y preservación de la democracia. La existencia de medios de comunicación del Estado ha generado grandes discusiones. Para unos son innecesarios y peligrosos, y para otros es necesario mantenerlos, pero a cargo del Estado y fuera del ámbito gubernamental.

El uso de fondos públicos en propaganda blanca es aceptado, es decir, en la difusión de información verídica como medicina, salud, educación, educación vial, etc. Esta propaganda es necesaria para cambiar comportamientos y estilos de vida nocivos por otros saludables. El uso de fondos públicos en la propaganda negra es reprobable y antidemocrático: promover e imponer políticas y acciones de gobierno y a la vez denigrar, reprobar y mancillar la dignidad de los críticos de esas acciones. ¿Cuál es el límite entre ambas? Es difícil saberlo, pero los mecanismos democráticos deben discernir, fiscalizar y, de ser el caso, sancionar.

El Ministerio de Salud ha gastado más de 100 millones de soles en propaganda en el último año. Nunca antes se ha gastado tanto. No sólo ha sido propaganda blanca. No sólo se han difundido estilos de vida saludables o lucha contra las epidemias. Miles de soles se han gastado en propaganda de la “señora reforma”. No olvidemos que uno de los famosos “cornejoleaks” le pedía al sector salud la “vocería activa y agresiva en los medios de comunicación…para presentar la pretensión de los médicos como injustificada, comunicado público en los diarios de circulación nacional y campaña masiva en televisión y radio sobre las mejoras remunerativas en el marco de la reforma”.

O este otro mail de idéntica fuente dice: “debemos informar directamente a los líderes de opinión. Cuidemos que en los dominicales no les den cabida y mejor que los desacrediten de entrada”. Todo esto a pesar que la ministra de Salud no había cumplido con las actas firmadas, incluida la resolución ministerial respectiva. Este incumplimiento fue  sellado con dos frases de antología de la ministra: “No es buena idea que se diga que no cumplimos” y que “esta resolución a estas alturas no la firmaría… porque no era para cumplirse, sino sólo como un insumo”. Un engaño para lograr un objetivo político de la acción gubernamental acompañado de propaganda pagada con fondos públicos.

La ministra de Salud será interpelada, por tercera vez, por el Congreso de la República. Nuestra democracia es frágil. Este tema debe ser  debatido, dilucidado con acuciosidad para defender y preservar la democracia. Las dictaduras y los tiranos deben pasar a la historia.

Por Herberth Cuba García

10 - oct - 2014