Neptalí Carpio

¿Militarizar o fortalecer la inteligencia policial?

¿Militarizar o fortalecer la inteligencia policial?
Neptalí Carpio
15 de enero del 2016

Debate sobre cómo enfrentar la seguridad ciudadana

El populismo en las campañas electorales tiene variadas formas de expresarse. No solo puede mostrar un rostro seductor con ofrecimiento de dádivas o promesas de mayor gasto estatal, sino utilizar una vocación tanática aprovechando el miedo o los bajos instintos de la población con el fin de recuperar o consolidar una ubicación electoral. Por ejemplo, en anteriores campañas algunos candidatos plantearon la reforma de la Constitución para implantar la pena de muerte, pero fue varias veces rechazada, pese a su amplia popularidad.    

En este nuevo proceso electoral la variedad de populismos origina la propuesta para que las Fuerzas Armadas salgan de sus cuarteles y patrullen las calles como supuesta acción eficaz para contener el avance de la delincuencia. Por los menos cuatro candidatos presidenciales – Keiko Fujimori, Alejandro Toledo, Renzo Reggiardo y Alan García – radicalizan su discurso ofreciendo sacar a los soldados y marinos a la calle de llegar a la presidencia de la República. Pero es casi seguro que, en el fondo, los mencionados candidatos son conscientes de lo inviable e ineficaz de esta propuesta, pero la utilizan para intentar posicionar un liderazgo fuerte frente al miedo de la gente frente a la criminalidad.

La opción de militarización de la ciudad es en el fondo una propuesta facilista frente a un  problema complejo como la criminalidad. Fue utilizada en las “favelas” de Brasil frente al avance del crimen organizado pero terminó en un estrepitoso fracaso. Similar situación ocurrió en Colombia frente al avance de las FARC. La propia experiencia en esas ciudades demostró que una posterior, persistente y reforzada inteligencia policial para desarmar las bandas de criminales o el terrorismo es la mejor opción.  

Uno de las debilidades centrales de nuestra policía para enfrentar el avance del crimen es la poca fortaleza de un cuerpo de detectives policiales con mayor especialización para implementar una sostenida estrategia que desarticule el crimen organizado, la industria de la extorsión y el narcotráfico. En 1987, cuando el entonces presidente Alan García, en su primer gobierno fusionó en una sola entidad la Guardia Civil, la Policía de Investigaciones del Perú y la Guardia Republicana, nuestras fuerzas policiales contaban con 18,000 detectives. Ahora a inicios del 2015, la PNP solo cuenta con 4,500 detectives en un país donde el delito se concentra en aproximadamente 248 espacios urbanos de alta densidad. Como es evidente, el cuerpo institucional de esta débil inteligencia terminó luego contagiada por la corrupción generalizada en la policía.  

En un país de múltiples vasos comunicantes entre el crimen organizado, la industria de la extorsión, el narcotráfico y la corrupción estatal es crucial y prioritario que nuestras fuerzas policiales cuenten con un numeroso contingente de detectives policiales. Simultáneamente, debe haber una nueva reforma del Poder Judicial, recogiendo la exitosa experiencia de los Juzgados de Flagrancia. Una cosa similar debe ocurrir en el Ministerio Público, el Consejo Nacional de la Magistratura y el sistema carcelario. Las calles de nuestra ciudad pueden estar intensamente patrulladas por el Ejército y La Marina, pero aquello solo será una medida temporalmente efectista y pasajera si el cuerpo responsable de enfrentar el delito está indefenso, con una cultura de impunidad y escaza capacidad de inteligencia para desarmar las diversas sinergias del delito.   

La propuesta de sacar las calles al ejército es meramente populista. Es altamente criticable sobre todo en aquellos candidatos que ya han ejercido la primera magistratura de la nación y cabe preguntarse entonces porque no hicieron en su momento lo que ahora prometen.

La guerra contra el crimen en el Perú y su posterior victoria no será producto de aventuras de militarización de la ciudad, sino, como se expresó con la derrota del terrorismo de los ´90  - y ahora ya en varias acciones exitosas de la policía que ha desarmando varias bandas de criminales -, será expresión de una sagaz y potente inteligencia policial y otras reformas fundamentales. Es una gesta donde nuestro Estado de Derecho debe demostrar también su superioridad moral. Esta victoria no será expresión de liderazgos termocéfalos ni otras aventuras populistas disfrazadas en un aparente discurso de dureza, solo para ganar votos.                    

Por Neptalí Carpio

 
Neptalí Carpio
15 de enero del 2016

NOTICIAS RELACIONADAS >

La plusvalía urbana y la vivienda de interés social

Columnas

La plusvalía urbana y la vivienda de interés social

La reciente publicación de la Ley Nº31313, denominada Ley ...

02 de septiembre
La Ciudad del Bicentenario y el presidente-alcalde

Columnas

La Ciudad del Bicentenario y el presidente-alcalde

Los primeros pasos para construir la llamada Ciudad del Bicentenario, ...

26 de agosto
Un gobierno frágil y en formación

Columnas

Un gobierno frágil y en formación

Si algo ha puesto en evidencia la renuncia de Héctor Béj...

19 de agosto

COMENTARIOS