Mentiras en las páginas

Estaba leyendo un poco de historia para saber qué hicieron algunos países —Irlanda, Polonia y otros— para salir adelante luego del desmantelamiento de la Unión Soviética. El autor del libro entrevistó a los que estaban a cargo de la administración pública y Gobierno en sus países y me quedé sorprendido al ver que todos llegaban al convencimiento del daño que representa las llamadas corrientes de izquierda, el comunismo, para el progreso de su gente. Pero, además, concluían en la necesidad de elevar el nivel de educación.

En Perú, la izquierda lleva años apoderándose de un sector como la educación, porque saben que desde un pupitre, así como el cura en el púlpito, pueden llegar a muchos. Ellos escriben una historia acorde a sus intereses. Esta semana, ha circulado en las redes sociales la foto del libro Descubre Personal Social (2016) para quinto de primaria. Allí, se les dice a los chicos que en el caso de Alan García “los escándalos por corrupción durante su mandato no se han esclarecido”. Más abajo, Ollanta Humala aparece como el hombre que luchó contra la corrupción, aunque hoy está preso. ¿Estos son los libros que se editaban durante la gestión de Saavedra?

Les cuento otra. En 2014, con prólogo de René Cornejo y presentación de Juan Jiménez Mayor, el Gobierno de Humala (la Presidencia del Consejo de Ministros) publicó el libro Historia de la Presidencia del Consejo de Ministros. Autores: José Gálvez Montero y Enrique García Vega. Cuando escriben sobre el Gobierno 2006-2011, en la pág. 209, dicen que existió un éxodo de personal calificado de la administración pública. No existe una sola línea que señale los logros económicos o educativos: el Perú creció entre 7% y 9% anual. Si los “capaces” se fueron al sector privado, ¿cómo se logró ese crecimiento?

En la página 215 encontramos lo siguiente: "Diversas circunstancias motivaron que el Congreso, entre sus prerrogativas, estableciera una comisión de investigación para deslindar responsabilidades frente a indicios de corrupción". La verdad es que la Megacomisión, impulsada por el oficialismo nacionalista, que costó casi S/ 4 millones, no llegó a nada. En la página 218 habla de los colegios emblemáticos. Hoy se sabe que hubo una motivación política y mezquina que perjudicó a los chicos.

Si la izquierda quiere escribir su propia historia del Perú, por lo menos gasten de la suya y no del bolsillo de todos los peruanos. No sean conchudos.

Arturo Valverde