Menores impuestos a la renta e impacto en el desarrollo económico: Evidencia empírica

Requisitos para una reforma impositiva que de verdad funcione

Una reducción en el impuesto a la renta —según la teoría económica— debería generar incentivos positivos para que las personas trabajen más y cuenten con mayores ingresos, ya sea para gastar (consumo presente) o para ahorrar (consumo futuro). No obstante, en este análisis prima el efecto sustitución: el ingreso por hora trabajada es mayor y, por ende, se trabaja más horas para obtener más ingresos.

De acuerdo con la evidencia empírica de las reducciones del impuesto a la renta realizadas en EE.UU., se observa que si esta política no va acompañada con una menor gasto público puede terminar contrayendo el ahorro nacional y el stock de capital; lo que, a su vez, eleva las tasas de interés y genera incentivos negativos sobre la inversión. Es por ello que si se combina una reducción de la tasa de impuestos con un menor gasto público se aprecia un impacto positivo en el crecimiento económico a largo plazo; mientras que si el gasto público se mantiene al alza, el impacto del menor impuesto se traduciría en menor incremento del PBI.

Sin embargo, una reforma impositiva que busca incrementar el número de contribuyentes supone mucho más que una reducción en la tasa de impuestos, porque pasa por cambiar —usando los conceptos de la Economía del Comportamiento— la actitud del ciudadano frente al Estado. Y para que esto funcione se requiere tres características fundamentales: tangibilidad, oportunidad y confianza.

Tangibilidad

El ciudadano o microempresa —incorporados como nuevos contribuyentes – tienen que recibir de manera efectiva la retribución por el pago del impuesto que realizan. Esta retribución puede ser a través del reconocimiento de los gastos que realiza de manera privada en educación y salud.

Oportunidad

El descuento a que va estar afecto el ciudadano por su propia provisión de los servicios públicos debe ser en tiempo real, de manera que el neto de impuestos que se pague sea el que efectivamente corresponde. Para ello se debe contar con un soporte tecnológico en línea que se alimente de una base de datos automatizada e identifique la situación de cada uno de los aportantes.

Confianza

El Estado debe ponerse al servicio del ciudadano. Para ello la SUNAT tiene que convertirse en el agente recaudador, capaz de atender y resolver los reclamos de los ciudadanos, de manera rápida y concreta. Asimismo el Estado debe ser capaz de usar de manera mucho más eficiente los recursos recaudados a través de los impuestos.

Una reforma impositiva que realmente logre incrementar el número de cotizantes sí es un detonante clave para garantizar el crecimiento de la actividad económica a largo plazo. De acuerdo con la evidencia revisada, en este esquema los ciudadanos son capaces de aportar de manera sostenida para el fortalecimiento del Estado porque confían en que su dinero está siendo bien utilizado; mientras que se sienten cómodos gastando y trabajando para ahorrar, porque el esfuerzo que realizan para proveerse de los servicios públicos (educación y salud, entre otros) es reconocido por el Estado de forma tangible y oportuna.

Este tipo de reforma —que va de la mano con la forma como el ciudadano piensa y actúa— sí alienta una distribución más eficiente de los recursos humanos y de capital. Una vez más, esta es una reforma de filigrana; para que funcione se necesita una SUNAT renovada, un socio estratégico del microempresario y un Estado que demuestre una gestión eficiente en la asignación de los recursos que ha recibido por la mayor recaudación.
 

Giovanna Prialé Reyes

Director de Gerens Economía y Finanzas