Dante Bobadilla

Memoria y basura

Memoria y basura
Dante Bobadilla
31 de agosto del 2017

A propósito de la polémica sobre el LUM

La charlatanería consiste en hablar como si se supiera algo, mientras se dicen cosas superficiales y adjetivas. El experto charlatán profiere su parloteo asumiendo poses de autoridad moral, apelando a buenas intenciones y a conceptos de cliché que nadie se atreve a refutar porque parecen verdades universales o grandes misterios. Esta es la forma en que la caviarada nos ha convencido de la necesidad de tener un “espacio” para construir nuestra “memoria histórica” y evitar “repetir el dolor”.

Todos los argumentos que he leído a favor del Lugar de la Memoria (LUM) no pasan de ser más que mera, burda y cursi charlatanería barata, digna de la más pura huachafería progresista. No hay manera siquiera de refutar tanta palabrería carente de sentido real. Parten siempre del principio preconcebido y aparentemente inapelable de su vital importancia para la “construcción de la memoria histórica”. ¿Qué cosa significa esta linda frasecita? Nada. Absolutamente nada. Es solo humo y verso hueco.

La gran ventaja del charlatán es que acaba siendo irrefutable, pues resulta imposible refutar sus pamplinas. Una vez asumida por sí y ante sí la importancia “vital” del LUM, viene una serie de palabras antojadizas que ponderan dicha importancia: valioso, fundamental, promover, concientizar, etc. Al final de tanta cháchara gloriosa, nadie se atreve a cuestionar el LUM. Como argumento final, una “víctima de la violencia” que siempre es una campesina quechua, narra su experiencia dolorosa a manos de las FF. AA. o la Policía. El show está completo. Lágrimas. Aplausos. Baja el telón.

¿Por qué debemos vivir recordando esa traumática época en que la izquierda decidió cambiar el país a punta de coches bomba y genocidio? Dicen que para no repetirlo. ¿Y de dónde sacaron ese cuento? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Acaso basta recordar algo para que no se repita? Tal vez se creyeron una frase que dice: “un pueblo que ignora su pasado está condenado a repetirlo”. Pero esa no es más que una frase cursi, barata y muy gastada, además de falsa. Puede que suene linda, pero es una falacia total. Vean cómo en EE. UU. la violencia interracial vuelve cada cierto tiempo. ¿Alguien cree que han olvidado los horrores de la guerra civil o de la violencia homicida durante la lucha por los derechos civiles en los años sesenta?

No dejemos que los charlatanes de izquierda nos manipulen con frasecitas de cliché. El mentor del LUM, Diego García-Sayán, dice con total hipocresía que este “espacio” debe servir “para la reconciliación entre todos los peruanos”. Y añade: “la intención es concientizar a todos de que tal grado de violencia nunca vuelva a repetirse”. Es obvio, tras lo ocurrido recientemente en el LUM, que tal espacio no sirve para ninguna reconciliación, y menos si es usado para exponer propaganda política al mejor estilo del arte senderista. He visto mejor arte dibujado en el baño de cualquier cantina.

Hacer que la violencia de la izquierda no se repita es muy simple: debemos desterrar las ideologías aberrantes que la justifican, como la que emplea la CVR para “explicar” el terrorismo a partir de la pobreza y la marginación. Mientras haya gente defendiendo la violencia de las marchas y bloqueos de carreteras como “justos reclamos”, “válvulas de escape del descontento popular” o “mecanismos para visibilizar el malestar del pueblo”, y llamen “criminalizar la protesta” todo intento de regular y reprimir legalmente tales acciones vandálicas, pues las puertas están abiertas para más violencia.

Nadie que haya vivido el terror de la izquierda necesita que se lo recuerden. Y los que no lo vivieron solo pueden obtener visiones sesgadas en el LUM, donde se especializan en mostrar solo las formas en que el Estado combatió el terror. Por cierto, también se exponen los típicos dibujos que ilustran las pancartas de las marchas anti Keiko. ¿Eso incluye también la “memoria histórica”? No sean caraduras.

Para que no se repita el terrorismo no necesitamos tener un circo lleno de payasadas progresistas, solo hay que depurar las cunas de terroristas que son los sindicatos magisteriales y las universidades públicas, donde envenenan la mente de los niños y jóvenes para luego reclutarlos. Allí y así nació el terrorismo. No debemos dejarnos engañar por la charlatanería barata y la retórica cursi de los caviares. Ellos no tienen más objetivo que el poder, y supeditan todo a ese propósito. No se crean el cuento de que quieren la verdad, la reconciliación y la democracia. Fuera de acá.

Dante Bobadilla

 
Dante Bobadilla
31 de agosto del 2017

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