Tú me vetas, yo te veto

La política convertida en ejercicio de barra brava que impide arribar a acuerdos.     

A propósito de la censura al Gabinete Jara, vuelve a pasar que una vez acabados los argumentos y hechos que dan lugar a la misma, y las explicaciones (donde el lunes destacaron por su “inagotable imaginación” congresistas como Teófilo Gamarra o el señor Condori Cusi) o silencios del oficialismo, lo que sigue a continuación es el veto moral al adversario.

Más allá de las sandeces a las que uno ya está acostumbrado a escuchar en el Congreso, el primero en tirar la piedra es el propio Jefe de Estado, quien al día siguiente resumió su posición en una frase: “los que han promovido la censura en el Congreso no tienen autoridad moral para hacerlo”.

Humala -como es claro- se refiere a que partidos como Fuerza Popular y el APRA no pueden denunciar, indignarse y sancionar el espionaje o seguimiento de la DINI porque en sus respectivas gestiones ocurrieron hechos similares o peores. Similar posición esgrimen siempre personas conocidas por su antifujimorismo o antiaprismo, en diversos medios y en las redes sociales de Internet.

Si hay algo que resume la  intolerancia y lo antidemocrático es el veto. Pero en este reino llamado Perú vetar es una práctica común. Felizmente quienes vetan no son la mayor parte de los que votan. Al final del día es el elector quien decide a quien respalda con su confianza.

Bajo la lógica del veto, ni el señor García ni el APRA podrían volver a hablar jamás de política económica por el desastre económico que fue su primer gobierno (¿acaso en lo único que tendrían “autoridad” sería en materia de transporte porque dejaron un tren eléctrico a medio hacer?). El fujimorismo tendría cero autoridad para hablar de lucha anticorrupción por el robo sistemático al que acudimos entre 1990 y el 2000 (¿solo podría hablar sobre economía, combate al terrorismo y política exterior, donde mejor le fue?). ¿Y Alejandro Toledo y Perú Posible solo podrían opinar sobre de comercio exterior porque su gobierno promovió el TLC con EEUU?; ¿Y lo que queda de la izquierda solo tendría que opinar sobre programas asistenciales porque el Vaso de Leche lo inició Alfonso Barrantes?.

El veto sistemático nos lleva inexorablemente al absurdo. Es la terrible consecuencia a la que estamos llegando por haber convertido la política en un ejercicio tribal o de barra brava que -dicho sea de paso- es lo que hoy impide que en el país se arribe a pactos básicos por el desarrollo.

Un Humala animando el veto, sin sopesar que la lamentable (Ana Jara es una política valiosa y honesta) pero necesaria censura envía un mensaje al Gobierno en el que se le pide que deponga su actitud confrontacional y busque la concertación de esfuerzos, por el Perú. Es la evidencia descarnada de que el primer funcionario del Estado no entiende hasta ahora la razón de ser de una democracia.

Por: Mario Saldaña C. (@msaldanac)
02 - Abr - 2015