Eduardo Zapata

Más sobre el curriculo escolar

Más sobre el curriculo escolar
Eduardo Zapata
03 de septiembre del 2015

¿Por qué es necesaria y urgente una reforma curricular en el Perú?

Aclarado está: no se dice “la curricula”, sino el ‘curriculum’. Porque curricula era plural en latín y curriculum singular. Si alguien comete ese error y persiste en él, mejor no siga leyendo.

Dicho esto, todos sabemos que es en el currículo donde se plasma la propuesta formal del Estado en torno a la educación. El famoso dice qué.

Ya adelantamos en notas anteriores algunos de los problemas del Quién (Estado/maestros) que terminaban por inhibir –en vez de alentar- las competencias y habilidades de nuestros hijos en la escuela.

Pues bien. Ese corazón de la educación llamado currículo permanece finalmente incólume desde hace años. Se cambian los nombres de algunos cursos, se incluyen temas ‘de moda’, se realizan costosas consultorías, pero todo sigue igual.

Y el currículo es –lo adelantamos- el corazón de la educación. Porque es la propuesta de competencias y habilidades que los estudiantes deberán interiorizar para alcanzar un logro: el para qué de la educación.

El tipo de sociedad al que aspiramos. El tipo de jóvenes que requeriremos para ello. Y más allá de bonitas palabras –crítico, participativo, responsable, ético, tolerante y demás- nada de esto está concatenado con la propuesta curricular.

¿Por qué? Porque el dice qué sigue siendo un listado de lavandería de buenas intenciones y por el peso enorme, inercial y no elucidado culturalmente de la tradición.

No logramos salir de la falaz asociación de que solo se piensa con palabras y números. Así, el pensamiento intelectual es el único realmente privilegiado en la escuela.

Y al hacerlo, recortamos las habilidades para desarrollar pensamiento sensorial e inteligencias emocionales tan útiles (indispensables) para nuestros tiempos.

Salvo lenguaje y matemáticas (mal enseñados), el resto son adornos. Se evidencia en el número de horas que se les dedica y el tipo de profesores a los que se convoca para el adorno. Con honrosas excepciones, cualquiera. Y sin la carga horaria necesaria y menos con los instrumentos básicos para alcanzar su cometido. ¿Pintura, ballet, música, teatro…? Habrá algún profesor entusiasta por allí que acepte el lamentable papel de “rellenar” la propuesta del Ministerio.

Ya Pavlov decía que el cultivo de los sentidos nos hacía análogos a los animales. Y que solo las palabras y números obraban el milagro de la ‘abstracción’. Al parecer –y pese a denunciar al conductismo- pedagogía y pedagogos siguen siendo pavlovianos.

¿Por qué es necesaria una reforma curricular? No solo porque lo que hacemos hoy en aula lo hacemos pésimo (nadie aprende a leer/escribir y menos a sumar y restar), sino porque nos enfrentamos a un mundo nuevo para el que necesitamos de los pensamientos hasta hoy despreciados. Y de las competencias académicas y técnicas con las que hay que hacer frente a ese mundo. Lo que supone concurrencia de disciplinas para solucionar casos. Competencias y habilidades que las sienten necesarias los estudiantes, pero no la burocracia ministerial.

Por: Eduardo Zapata Saldaña

Eduardo Zapata
03 de septiembre del 2015

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