Dante Bobadilla

Más moral caviar

Más moral caviar
Dante Bobadilla
30 de marzo del 2017

Reacciones de la izquierda al proyecto de ley de medios

El proyecto de ley de medios presentado por Úrsula Letona ha generado una nueva crisis de histeria en la izquierda. Cual gallinas alborotadas, han salido cacareando una vez más su condena a los años noventa y el fujimontesinismo. Así, hemos tenido que soportar esta semana otro ridículo espectáculo de moral caviar “en defensa de la libertad de prensa”. Perdonen que me ría.

Es la misma izquierda que jamás dijo nada cuando Hugo Chávez dejaba sin señal a los canales, cerraba medios, perseguía periodistas y obligaba a todos a verlo en la televisión por horas, mientras daba sus indigestas peroratas revolucionarias. Es la misma izquierda que nunca ha condenado el monopolio comunista de los medios en su adorada Cuba. La misma izquierda que defendió las posturas totalitarias y abusivas de Rafael Correa contra los periodistas. Esa es la clase de libertad de prensa que adora y defiende la izquierda. Si hay un sector político que siempre ha tenido un proyecto para controlar los medios, ese ha sido históricamente la izquierda.

Nada es más patético que ver a la izquierda posando como defensora de la democracia y la libertad de prensa. Es el show mejor logrado de la tradicional hipocresía y doble moral progresista. Esto y sus consabidas condenas al fujimorato, obviamente, ya que el gobierno de Alberto Fujimori fue tan corrupto y autoritario como cualquiera de los que la izquierda defiende y apoya a nivel mundial. Y hasta me atrevería a decir que Fujimori es un bebe de pecho ante Fidel Castro y Hugo Chávez, para no hablar del miserable genocida del Che Guevara, santo patrón del progresismo.

Digamos la verdad: si la izquierda odia a Fujimori con ardor de almorrana no es por dictador, ni por corrupto, ni autoritario sino porque les desbarató su proyecto terrorista. Fujimori acabó con los sueños de la izquierda al liquidar al terrorismo en sus dos versiones, reducir a su mínima expresión al sindicalismo comunista, limpiar las universidades del predominio extremista de izquierda —que las había convertido en antros de adoctrinamiento subversivo— y por cambiar radicalmente la estructura socialista de la economía y del Estado peruano. Esas y no otras son las verdaderas razones de la inquina enfermiza de la izquierda contra Fujimori. Acá no hay nada de moral. Todos los discursos moralistas de la izquierda son más falsos que los jadeos de una prostituta, para decirlo claramente. Si los jóvenes creen que la izquierda defiende la democracia, lamento mucho informarles que se han tragado el anzuelo de los rojos.

En la política peruana es muy raro ver a alguien actuando por principios. La mayoría se mueve por intereses o vendetta, o reacciona histéricamente ante situaciones. Este proyecto de ley de medios es un mamarracho por donde se le mire. Se encuadra perfectamente en el pensamiento de izquierdas. ¿Por qué la izquierda combate este proyecto? Es muy simple. Primero, porque es fujimorista: notarán que la izquierda no argumenta contra el proyecto sino contra el fujimorismo; y segundo, porque ahora la caviarada tiene el control de los medios. ¿Se acuerdan cuando años atrás andaban con su campaña contra la “concentración de medios”? ¿Y qué pasó? Pues que El Comercio cayó en manos de la caviarada y allí se acabó todo el alboroto contra la “concentración de medios”. Ahora ya es bueno.

El proyecto de ley de Úrsula Letona es tan simple como vulgar. No va al meollo del asunto, sino a lo cosmético. Y por eso mismo es inútil: no tendrá ningún efecto real. La veeduría de medios es otra vieja aspiración de la izquierda para controlar la libertad de expresión, solo que está con otro nombre y perfil. Lo que el Congreso tiene que hacer es ocuparse del Estado y no de los privados. Bastante trabajo tendrían si quisieran arreglar el desastre del Estado. Si les preocupa la libertad de expresión, solo tienen que prohibir la publicidad del Estado. Es inmoral ver partidas publicitarias dirigidas a los medios. Hoy compran medios transparentemente. La República prácticamente vive del Estado. Eso sí es inmoral, tanto por el lado de la libertad de prensa como por el uso de los fondos públicos. Corten ya esa mamadera.


Dante Bobadilla

Dante Bobadilla
30 de marzo del 2017

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