Luis Hernández Patiño

Los venezolanos, un pueblo de proletarios

Solo piden ser incorporados a la dinámica del mercado libre

Los venezolanos, un pueblo de proletarios
Luis Hernández Patiño
22 de agosto del 2018

 

Es cierto: se les encuentra por donde quiera. Las avenidas y calles de Lima son el escenario de gran parte de sus actividades. Por la ventana de la sala o del dormitorio de la casa, se les oye pasar ofreciendo sus productos: “¡Arepa-arepa-arepa!”, con ese acento que hoy ya no nos resulta nada ajeno. “¡Calenticas las arepas!”.

Abrumados por la necesidad de agenciarse recursos para sobrevivir y para enviarles a sus familiares, buscan trabajo en los oficios que se les pudieran presentar. Los vemos desempeñándose en tareas que algunos peruanos de las clases medias hoy no estarían dispuestos a realizar. Hay abogados, economistas, contadores y otros profesionales que a esta hora están de mozos en un restaurante o vendiendo caramelos, “galleticas” y chocolates en los buses; lavando carros o limpiando pisos y hasta excusados que ya no son de las casas que dejaron en su terruño, el día que partieron, sin saber qué les podría esperar.

Hay gente que, haciendo generalizaciones muy injustas, critica la presencia de los venezolanos en el Perú. Sin embargo, la situación por la que hoy ellos atraviesan no nos ha sido ajena a los peruanos. Nosotros también la pasamos. Cómo olvidar lo que significaron los años ochenta para nuestro país. Muchos de nuestros compatriotas debieron migrar debido a la asfixiante situación económica de esa época. Muchos migraron, y no nos extrañe la existencia de más de una familia peruano venezolana como fruto de aquella migración.

Para pensar

La mayoría de venezolanos viven actualmente en condición de proletarios, y debemos ayudarlos. Sin embargo, también deberíamos aprovechar y enfocar su caso como una formidable motivación para pensar y aprender una lección muy singular, sobre algo que es común a nuestros pueblos. En efecto, entre nosotros, la tendencia a la proletarización es una constante histórica. Al respecto, hagamos memoria sobre lo que ocurrió en Cuba, donde miles y miles de personas, lanzándose al mar, inclusive en balsas rudimentarias, escapaban de la dominación castrista. Y ojo: si hoy son los venezolanos los que van por el mundo, como proletarios, mañana podrían ser los nicaragüenses los que tengan que encontrarse en semejante condición, pues lo que viene ocurriendo en aquel país no es ningún secreto para nadie. En todo caso, representa un tabú ideológico más para los izquierdistas.

La pregunta que entonces debemos hacernos es la siguiente: ¿Cómo explicar la proletarización que hasta hoy se produce en nuestros pueblos? Aquí ya no se trata de un tema de injusticia, como la que pudo haber en el Perú de los años sesenta, por dar una fecha referencial; o incluso en la misma Venezuela de los años ochenta. Y muy curiosamente, la respuesta a la pregunta planteada podemos encontrarla en las páginas del manifiesto comunista de Marx. Sí, ahí mismo, cuando dice que hasta ahora los movimientos han sido hechos por minorías con el provecho de minorías.

Las cosas como son

En el siglo xix nuestros estados se liberaron de España. Sin embargo, aún hoy, nuestros pueblos continúan condenados a soportar sobre sus hombros las pesadas estructuras mercantilistas de sus estados, o son lanzados a la informalidad, donde se las tienen que ver con lo crudo del atraso y los rigores de la miseria. En medio de ello, aparecen grupos constituidos por operadores políticos de clases medias y aristócratas, izquierdistas que hacen el trabajo de convocar a las masas populares. Las exhortan a luchar para destituir a los poderosos que son los causantes de su miseria, o las incitan a aplaudir a los caudillos golpistas, en nombre de la revolución, dependiendo de la orientación ideológica de estos, como fue en el caso de Velasco en el Perú.

A lo largo de la historia, las masas se movilizaron, derrocaron a viejos oligarcas y, contribuyendo como carne de cañón, pusieron en el poder a los socialistas, en nombre de la igualdad que estos les habían prometido y jurado. Pero una vez que estuvieron en el poder, los socialistas no hicieron otra cosa que convertirse en los nuevos amos y señores, relegando a las masas a su habitual e injusta condición de servidumbre en la que hasta hoy se encuentran.

Una sugerencia

En el caso de los venezolanos, pienso que no basta con quedarnos en la superficie observando lo que ocurre. Debemos encontrar una solución al problema. Y al respecto, creo que habría que proceder en una forma práctica. Los venezolanos solo requieren ser integrados a la dinámica del mercado libre, al que los compadres mercantilistas del poder fáctico le tienen alergia. Y así deberíamos ver cuáles de nuestras necesidades pudiesen encontrar satisfacción mediante sus talentos. ¿Acaso no nos están faltando médicos para el interior del país?

Dejemos que el mercado haga lo suyo, pero libremente. Cuando el mercado opera sin obstáculos monopólicos, como los que el poder fáctico impone, nadie que quiera participar de la dinámica económica es marginado a priori ni está demás. En el caso de los venezolanos, el mercado bien puede convertirse en su fiel aliado para dejar de ser proletarios. Al final, todos saldremos ganando.

 

Luis Hernández Patiño
22 de agosto del 2018

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