Javier Agreda

Los rendidos: estigma, culpa y perdón

Los rendidos: estigma, culpa y perdón
Javier Agreda
08 de enero del 2016

Sobre los debates de la memoria y la violencia

Entre la narrativa testimonial y el ensayo, el libro Los Rendidos. Sobre el don de perdonar (IEP, 2015), del historiador y escritor José Carlos Agüero ha sido uno de los más comentados durante el año pasado. Agüero, hijo de dos militantes de Sendero Luminoso (ambos ejecutados extrajudicialmente), es también un activista de derechos humanos (especialista en temas de memoria histórica) y ha logrado unir sus experiencias personales con interesantes reflexiones acerca de las “víctimas” y de los “estigmas” producidos por la violencia política de los años ochenta y noventa. El resultado es un libro que cuestiona muchos de los prejuicios y estereotipos relacionados con ese momento de nuestra historia.

Los Rendidos reúne 67 textos breves, muchos de ellos publicados por Agüero en su blog personal, agrupados en seis secciones. La primera sección es “Estigma” y contiene una serie de recuerdos de infancia del autor: “Se aprende a convivir con la vergüenza. Tener una familia que para una parte de la sociedad está manchada por crímenes, que es una familia terrorista, es una realidad concreta” dice en las primeras páginas. La “vergüenza” que entonces sintió estaba relacionada con el rechazo de sus vecinos del distrito limeño de El Agustino, quienes “sabían perfectamente qué hacían mis padres y qué pasaba en mi casa”.

Estos recuerdos alcanzan su punto culminante en la segunda sección, específicamente en el conmovedor relato de lo relacionado con el velorio de la madre, asesinada en una playa limeña por un comando paramilitar: “Quiero que todos se vayan. Que nos dejen solos. Quisiera tener el valor y gritar: lárguense, no finjan, ahora están por fin tranquilos, se murió la muerta, la maldita, la terruca, la perra, por fin se acabó el miedo”.

Terminados sus estudios universitarios, Agüero colabora con el trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, recolectando testimonios en Ayacucho. Esa labor le permite tomar un cierta distancia con respecto a su experiencia y a todos los términos que suelen emplearse al referirse a la violencia política; a algunos de ellos se les dedica secciones completa de este libro: “Culpa”, “Cómplice” y “Víctima”. Agüero comparte los cuestionamientos al “enfoque de la víctima”, que durante décadas han empleado muchas ONG que trabajan sobre este tema: “Los pueblos y los barrios están poblados de recuerdos y estos nos hablan de personas con experiencias complejas, que no se dejan encasillar en las categorías de víctima o de perpetrador”.

En reemplazo, Agüero propone, a partir de su propias vivencias (y partiendo de las propuestas de una serie de especialistas) la categoría de “rendido”, alguien que en un primer momento se reconoce como víctima; pero que después “propone nuevas formas de relaciones para permitir que aparezca públicamente lo que antes estaba nublado por los prejuicios” según explica, en el colofón del libro, el filósofo Rubén Marino Obregón. Por lo original de esta propuesta, así como por el honesto testimonio personal del autor, Los rendidos es un libro que seguirá siendo leído y comentado.

Por: Javier Ágreda

 

Javier Agreda
08 de enero del 2016

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