Los pueblos aislados del Perú

Los antropólogos llamamos “pueblos no contactados” o “aislados” a los que se ubican en la Amazonia sudamericana y que han elegido apartarse de la sociedad occidental, a la que consideran un peligro para su forma de vida, completamente incorporada a la naturaleza. Los no contactados rechazan al Estado, a los grupos religiosos y, sobre todo, a las empresas extractivas que han sembrado hambre y terror a lo largo de la historia en la Amazonia peruana.

En el Perú del siglo XXI, tenemos cientos de pueblos aislados y no conectados con el mundo contemporáneo, por la corrupción e ineficiencia del Estado (Ministerio de Transportes y Comunicaciones). Sin embargo, algunos políticos enajenados alardean de que estamos a un paso de ingresar al exclusivo club de países desarrollados (OCDE), cuando tenemos un déficit en infraestructura social y productiva de aproximadamente US$ 200,000 millones, y millones de peruanos incomunicados y aislados que exigen antenas de telefonía e Internet para incorporarse al siglo XXI. Pero como nadie los representa y nadie los defiende, los pueden ignorar y tratar mal.

Los dirigentes de las comunidades rurales de Santa Lucía (distrito de Lucanas, Ayacucho), de los centros poblados del VRAEM, de las comunidades campesinas del distrito de Lircay (provincia de Angaraes, Huancavelica), de los distritos rurales de Coracora (provincia de Parinacochas, Ayacucho), los de Tahuamanu en Madre de Dios, los del distrito de Curgos (provincia de Sánchez Carrión, La Libertad), de las comunidades nativas de Iquitos, y podría mencionar a decenas de pueblos y dirigentes que me han buscado para ayudarlos en sus burocráticos e interminables trámites de pedidos de instalación de antenas telefónicas e Internet. Muchos de ellos vienen a Lima haciendo infinidad de sacrificios e ilusionados en que pronto tendrán teléfono e Internet para ver el mundial o para mejorar su vida, y son engañados por el Ministerio de Transporte y Comunicaciones.

El 2014 conversé con Walter Aduviri Calisaya (el dirigente social injustamente condenado por el “aymarazo”), entonces candidato al gobierno regional puneño. Me dijo: “Voy instalar antenas para celular e Internet en todo el altiplano”. Nos contó que su madre murió porque no tenían teléfono para llamar a un médico, y que eso les sucede a miles de peruanos aislados por la indiferencia del Estado y de los gobiernos corruptos.

Por otro lado está, el Fondo de Inversión en Telecomunicaciones (Fitel) tiene en el papel el objetivo de “promover el acceso y uso de los servicios de telecomunicaciones en áreas rurales y lugares de preferente interés social”. Todo muy bien escrito y presentado en su sitio web, pero no hace absolutamente nada. Los dirigentes dicen: “Fitel es una mentira. Nos engañan, nunca tienen presupuesto y siempre nos envían a las empresas operadoras”. Y estas les dicen que no los pueden atender porque están “con cientos de solicitudes”.

Los dirigentes hartos de tanto engaño dicen: “No queda otra camino que el de la protesta, el de tomar las carreteras y organizarnos hasta conseguir el objetivo”. La clase política no se da cuenta de que el resentimiento, el odio a los gobernantes y el desprecio a la política, crece por la frustración de millones de peruanos aislados. Luego de conversar con ellos me pregunto: ¿cómo reaccionaríamos contra el sistema, el Gobierno y las empresas operadoras si nos cortaran el celular e Internet una semana, o si no tuviéramos el servicio? Estoy seguro de que convocaríamos una marcha desde la av. Larco de Miraflores hasta Palacio para demandar celulares e Internet.