Dardo López-Dolz

Los grandes temas

Los grandes temas
Dardo López-Dolz
11 de julio del 2017

Justicia, inseguridad ciudadana y corrupción, entre otros

El país espera, con cada vez menos paciencia, señales claras de un norte común que relance la inversión generadora de necesarios puestos trabajo y recaudación fiscal. El país espera con ansias claridad y realismo para enfrentar la inseguridad y revertir el efecto paralizante de la corrupción destapada. No hay tiempo que perder o el tren de la historia volverá a dejarnos parados en el andén y las hordas autoritarias, con discurso fascista o socialista (simple diferencia de pollera, el mismo contenido) lucharán por hacerse del poder y clavar sus dientes en la recaudación tributaria, que no es sino el fruto de nuestro trabajo.

No podemos dejar que siga pasando el tiempo sin iniciar el procedimiento de cambio institucional que en la práctica descubrimos todos como impostergable. Los años hacen más que evidente la necesidad de modernizar la legislación en materia judicial, tanto en lo sustantivo como en lo procesal; es un esfuerzo intenso y veloz que los mejores y más experimentados cerebros del derecho le deben al país.

Es imprescindible que el Estado asuma con seriedad la defensa de los derechos humanos de las víctimas del terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA, así como de las víctimas de otras formas de delincuencia. El enemigo son ellos, los delincuentes. La primera obligación del Estado es proteger a los ciudadanos honestos del accionar violento contra ellos.

La policía y el sistema carcelario deben empezar a servir a la sociedad que lo sostiene con sus impuestos. Es necesario reconstruir los cimientos de la confianza que la población tuvo una vez en la primera; y cortar de raíz el esquema de entrenamiento delincuencial y comando de las bandas desde adentro de los muros, que hoy prima en un sistema judicial-carcelario que al mismo tiempo encierra largo tiempo a ciudadanos por meras hipótesis o sospechas, sin pruebas ni proceso.

El Poder Judicial debe también liderar la iniciativa de cambio racional en sus fueros, que la población espera.

Los empresarios esperan señales de estabilidad, energía y claridad en el rumbo, de lo contrario no se reactivará la inversión, y la pobreza y el desempleo retomarán el terreno que les arrebatamos con tanto sacrificio, tras el desmadre socialista iniciado en octubre de 1968.

La construcción de grandes obras de infraestructura, obsesión presidencial nunca negada, necesita que le insuflen a presión suficiente aire fresco para que se puedan reemplazar las estructuras empresariales y estatales corruptas evidenciadas desde Brasil. A la vez que se debe borrar el comprensible terror paralizante de los funcionarios públicos, que hoy se niegan a licitar o decidir sobre la compra de un mondadientes.

Francisco Pizarro no entusiasmó a los Trece del Gallo con el paisaje, los trajo por la riqueza minera que desde antes del incario caracterizó a nuestras tierras. La minería formal con estándares racionales, la extracción de hidrocarburos y la generación de energía son indiscutiblemente los pilares naturales de nuestra economía. Hace falta claridad y firmeza no solo para exigir el cumplimiento de la ley a las empresas, sino también para hacer frente a la ofensiva radical que manipula temores causados por la pésima información, con la clara intención de hacer el país vulnerable a sus fantasías, como dicta el manual del Foro de Sao Paulo.

El momento es ahora.

Dardo López-Dolz

 
Dardo López-Dolz
11 de julio del 2017

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