Jaime Chincha

Los dilemas de la alcaldesa-candidata

Los dilemas de la alcaldesa-candidata
Jaime Chincha
20 de junio del 2014

Qué difícil encarnar la “moral” de la mano de Toledo

Susana Villarán no ha hecho obra suficiente para merecer una reelección. La plataforma con la que nuevamente se postula se sostiene en proyectos futuros, buenas intenciones, casi nada de infraestructura y —acá está lo central — en encarnar lo moral y lo insustituible. Está claro que se presenta como el antivoto de Castañeda, estrategia igual a la de Humala ante a Keiko en la segunda vuelta del 2011. Sin embargo, aunque tenga bolsones nacionalistas, Villarán no es Humala. Y aunque recoja simpatías de la derecha, Castañeda no es Keiko.

Me temo que la Alcaldesa juega con fuego al arriesgar su activo más importante: el voto “decente”, mejor dicho el que cree serlo, pues muchos se espantarán al verla apoyada por Toledo. El caso Ecoteva puede arruinar su campaña. Alguien le ha hecho creer que el 10% toledista de la última elección de regidores puede sumar puntos para la reelección, en un desesperado análisis de números, más que un inteligente cálculo cualitativo. Ser segundón del gobierno no le garantiza a Toledo librarse de acusaciones fiscales, más aún cuando el recuento de tamaña corrida inmobiliaria nos promete una campaña más política que municipal. "Quiero que Toledo salga bien librado", dijo Susana protegiendo al aliado en problemas. El elector toma nota y sus opositores se lo van a recordar.

Los moralistas ya no saben si la Alcaldesa los representa luego de escucharla defender a los funcionarios de la Caja Metropolitana. Las gruesas acusaciones de oscuros préstamos no han sido aclaradas. Villarán ha preferido, imitando los peligrosos reflejos de Lourdes Flores, poner las manos al fuego por quienes no responden por la dudosa movida de millones, con depósitos en cuentas privadas y proyectos hipotecarios fantasma. No advierte que el mote de corruptos que ella usa contra sus rivales puede terminar ahorcándola por omisión, minando así sus pretensiones de quedarse cuatro años más en la Plaza de Armas.

¿Susana Villarán va camino a una derrota? Ya sabemos que esa respuesta se sabrá en la primavera. Aunque, con los flancos que se abre la Alcaldesa, bien podría dejar boquiabiertos a sus adversarios con una maniobra que distraería incluso la incierta reforma del transporte. Porque si Susana cree ser la reserva moral desde la administración pública, lo mínimo que debe hacer es pedir licencia en el cargo para que su actuación como Alcaldesa —quizá de salida—, no ensombrezca sus inicialmente negadas intenciones de reelegirse.

Pero como ella se presenta ante el elector como imprescindible, lo más probable es que enfrente la contienda como alcaldesa-candidata, un desprestigiado binomio que podría petardear sus aún consistentes bases de “política limpia”. Un precedente así, de esa catadura, sólo se vio cuando Fujimori buscó reelegirse como presidente-candidato; es decir, Villarán y Fujimori terminan pareciéndose por encarnar a la autoridad que se vale de su posición y hasta de recursos para sacar ventaja frente a sus oponentes.

Por Jaime Chincha

Jaime Chincha
20 de junio del 2014

NOTICIAS RELACIONADAS >

Asalto a pluma armada

Columnas

Asalto a pluma armada

Sobre el posible plagio de César Acuña Los plagios descubiertos e...

29 de enero
El naufragio electoral de la izquierda

Columnas

El naufragio electoral de la izquierda

Análisis de las tendencias electorales en curso Un asunto trascend...

22 de enero
Se mueve el tablero electoral

Columnas

Se mueve el tablero electoral

Candidatos avanzan y retroceden en enero La última encuesta de CPI...

15 de enero

COMENTARIOS