Eduardo Zapata

Lingua franca

A propósito de las palabras que se escuchan en los kenjiaudios

Lingua franca
Eduardo Zapata
12 de abril del 2018

 

La terrible hediondez del lenguaje revelado en los últimos audios parece no haber sonrojado a muchos.

No hemos visto manchas indignadas en las calles, ni tampoco —aún— sesudos artículos de lo “mejor” de nuestra intelectualidad al respecto. Silencio. A lo sumo algún berrinchoso #quesevayantodos. Más al estilo de las barras bravas argentinas que de un grito moral in pectore.

Las monedas mugrientas de los bares mediterráneos —a las que aludía Ortega y Gasset como sinonimia de las palabras descastadas, pero aceptadas— han seguido su curso. No han sido retiradas del mercado. A lo más puede haber disgustado a algunos que se divulgue que esa es la lingua franca de los negocios sobre la que construimos nuestro camino a la calidad de vida de la OCDE.

Porque en esos puertos mediterráneos existía también un fenómeno que se llamaba —y llama— lingua franca. No un lenguaje propiamente dicho; ni siquiera el germen de uno. Simplemente un conjunto de signos y gruñidos hechos para hacer inteligibles los negocios. No importa de qué nacionalidad sea usted, cuál sea su lengua materna y menos su moral. Aquí basta que las monedas mediterráneas —sucias y malolientes, no es relevante— sirvan para asegurar el negocio.

Tal vez por eso no hemos marchado. Porque tal vez esa lingua franca se haya extendido ya más allá de los plebeyos bares y alcanzado lugares acaso más patricios. Total, lo dijo alguna “filósofa” peruana hace algún tiempo: “bussines are bussines”.

Pero si nadie se ha inmutado mucho —más allá del circunspecto análisis mediático— quizá sea porque no solo esa lingua franca “habitó entre nosotros” desde hace buen tiempo. Sino porque nuestra mentalidad colonial nos “obsequiará” justo en estos días el lenguaje idealizado (pero auténticamente inflacionado) de los “políticos y empresarios de la decencia”. ¡Claro que hay decencia y no corrupción! Basta que sintonice usted estos días 13 y 14 de abril los principales canales de televisión y lea los principales medios para que se entere —y calme su conciencia de paso— de que hay quienes hablan de corrupción y gobernabilidad por encima de Mamanis, Kenjis y Giuffras. Desde el Olimpo de la moral. Donde la lingua franca está obviamente proscrita. No por lo que encierre moralmente, sino sobre todo por su carácter plebeyo, pero a la vez revelador de que ese es el lenguaje nuestro de cada día.

¿No será que estamos siendo demasiado hipócritas ya? ¿No será que la tan denunciada como “moralmente decadente” sociedad del espectáculo sea más bien esta, la de la lengua refinada e inflacionada, y no la de la lingua franca?

 

Eduardo Zapata
12 de abril del 2018

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