Juan Carlos Valdivia

Lima frente al bicentenario

Lima frente al bicentenario
Juan Carlos Valdivia
20 de octubre del 2014

Una propuesta para rescatar y poner en valor el patrimonio monumental limeño

El incendio de uno de los inmuebles monumentales en la plaza 2 de mayo, donados a la ciudad por el hacendado trujillano Víctor Larco Herrera, es una muestra más de los problemas que genera el Estado y de la falta de visión de nuestros gobernantes.

El Estado les exige a los propietarios privados de inmuebles considerados “patrimonio histórico” que los proteja y los conserve, pero no les otorga ningún incentivo a cambio de ello. Tienen inmuebles que muchas veces no pueden conservar, que usualmente está hacinado por inquilinos a los que no se puede desalojar, y que tampoco se puede demoler.

En ciudades como Arequipa y Trujillo se ha logrado la participación de entidades privadas, fundamentalmente bancos, que utilizan estas instalaciones, poniéndolas en valor y colaborando con el ornato de la ciudad y la preservación de su cultura.

En Lima, lamentablemente, luego de la iniciativa de Alberto Andrade que buscó rescatar los balcones coloniales, nuestras autoridades no han mostrado mayor interés. El presidente García durante su gestión convirtió en centros culturales la vieja estación de Desamparados y el local del Correo. Fue una forma de preservar los inmuebles.

Lamentablemente, Lima no se ha preparado para recibir el bicentenario nacional. Estamos preocupados en la infraestructura para un par de reuniones internacionales el próximo año, y luego en la organización de los juegos deportivos panamericanos. También se está tratando de poner orden en el tránsito y construyendo las líneas del metro. Los inmuebles de la Plaza 2 de Mayo, como algunos otros en el Paseo Colon, Paseo de la República y en la Plaza San Martin, fueron construidos por las celebraciones del centenario patrio, en 1921. Quizás un proyecto en el que el Gobierno Central podría participar sería la recuperación del Centro Histórico y de sus inmuebles emblemáticos, que como hemos visto, están en peligro de perderse.

El Estado debe adquirir esos inmuebles para convertirlos en sedes de ministerios y otras instituciones públicas. Y recursos existen. Tal como se está haciendo con el penal de San Jorge, donde se está permutando un terreno de una hectárea en pleno centro de Lima por un penal tres veces más grande, lo que permitirá construir un centro comercial que revalorara la zona, el Gobierno Central podría usar las instalaciones de gran valor que tiene en San Isidro y Miraflores para usarlas como palanca financiera para recuperar estos inmuebles históricos.

Hay ministerios que funcionan en medio de San Isidro, como son el Ministerio de Inclusión social, el Mincetur, el de Producción y el del Interior. En Miraflores está el Ministerio de Justicia. Esta además el complejo de Petroperú, donde funciona el ministerio de Vivienda.

Diseñar un proyecto que, por el valor de dichos inmuebles, logre trasladar a los inquilinos a proyectos de vivienda popular, adquirir dichos inmuebles y recuperarlos para que allí se trasladen ministerios y otras oficinas públicas, dando al centro de Lima el realce que merece nuestra ciudad para celebrar el bicentenario.

¿Qué se requiere para ello? Querer a nuestra ciudad y decisión política. Y algo de creatividad para diseñar los instrumentos que permitan tener una ciudad que nos prestigie al cumplir los doscientos años.

Por Juan Carlos Valdivia
(20 - oct - 2014)

Juan Carlos Valdivia
20 de octubre del 2014

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