Juan Carlos Valdivia

¿Liberen a Fujimori?

¿Liberen a Fujimori?
Juan Carlos Valdivia
27 de julio del 2016

Indulto atenta contra la consolidación de la institucionalidad

El debate surgido sobre la posibilidad del indulto a Alberto Fujimori muestra lo débil de nuestra conciencia republicana. Fujimori, siendo Presidente de la República, huyó a Japón, donde a pesar de haber personificado a la nación peruana —en tanto Presidente— se sometió ante el Emperador de Japón. El agravio que realizó al Perú es más grave que todos los delitos por los que se le ha condenado. Sin embargo, hay quienes aún lo quieren ver en libertad.

Lo cierto es que siendo un ciudadano japonés por propia voluntad, Alberto Fujimori debería ser expulsado del país hacia donde lo que él considera es su patria. Sin embargo, públicamente se discute aprobar una ley que lo favorezca o favorecerlo con un indulto excepcional. La ley no sería entonces igual para todos.

Una de las fortalezas de la democracia peruana es que, con todos los cuestionamientos que existen, la justicia nacional ha puesto tras las rejas a un presidente, a su asesor, a varios generales, congresistas, presidentes regionales, sin hacer distingo por el cargo que ocuparon. Hoy mismo ha dictado impedimento de salida del país a la esposa del todavía presidente Ollanta Humala, y está preso su asesor de campaña. Y también ha embargado los bienes del expresidente Toledo. La justicia peruana puede ser cuestionada por algunos casos, pero es claro que normalmente no se inclina ante el poder.

¿Ayudaría la liberación de Alberto Fujimori a generar un ambiente de unidad que favorezca al nuevo gobierno? Nadie puede asegurarlo. Significaría la renuncia del fujimorismo a sus aspiraciones de llegar al gobierno en el 2021. O la posibilidad de una alianza de gobierno entre el pepekausismo y el fujimorismo. Pero también significaría que el fujimorismo tiene un solo objetivo: la libertad de su líder. Y una vez lograda, su participación en la política nacional y su ambición por el poder pierde sentido.

Lo que sí es cierto es que la liberación de Alberto Fujimori, por cualquiera de las opciones que hoy se barajan, produciría un quiebre en la consolidación de la institucionalidad, que es el reto de la hora presente. Puede haber una mayoría que respalde su liberación, pero ello no es suficiente al momento de considerar los daños colaterales que su libertad generaría. Afectaría el sistema de justicia, el sistema político con una presencia perturbadora y generaría una reacción del antifujimorismo que, como se ha visto en estas elecciones, es mayoritario.

¿Ayudaría a la gobernabilidad o permitiría que la izquierda lidere el antifujimorismo? Es la pregunta que se deben responder quienes promueven tal liberación.

Juan Carlos Valdivia
27 de julio del 2016

COMENTARIOS