Eduardo Zapata

Leyendo entre líneas

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Eduardo Zapata
18 de diciembre del 2014

La desprotección y la ausencia de gestión de nuestro patrimonio cultural

Tal vez las autoridades del Ministerio de Cultura lo creyeron así. Quizás pensaron que como el logo de la Marca Perú ya recogía trazas de las líneas de Nazca no había que cuidar las originales. Difícil saberlo en los tiempos/gobierno que corren. Lo cierto es que ante el censurable descuido de Estado, el colibrí de Nazca quedó desdibujado para siempre.

No nos entretengamos con Greenpeace. Para los que tenían dudas, queda claro cuál es el concepto de patrimonio de esa organización. El suyo. No nos entretengamos entonces con el conveniente reality armado ahora por las autoridades peruanas en defensa de “nuestro patrimonio y soberanía”. Claro está que la apelación al nacionalismo –lo sabemos porque lo vivimos- da algunos réditos. Sobre todo para quienes lo enarbolan.

Reparemos más bien en que hace muy poco los medios de comunicación habían vuelto a hacer alusión al tráfico de terrenos en la llamada zona protegida. Zona cuyos límites parecen elásticos y cuya protección parece inexistente. ¿Se tomó alguna decisión firme a partir de esas denuncias? ¿Se dio real protección a la zona? Más que evidente que no, porque los expedicionarios/colonizadores de Greenpeace se pasearon a sus anchas por allí. De haber habido una preocupación real seguro que la señora Ministra de Cultura y el señor Ministro del Interior –siempre atento a las noticias- hubiesen establecido un “férreo” cordón de seguridad.

Pero si miramos bien, no son solo las líneas de Nazca. Pues aquí no más – en Ancón- la Necrópolis ha sido cuidadosamente cercada por desmonte para ocultar el trajín de niveladoras de tierra y asentamientos humanos nada prehispánicos.

Y la lista podría seguir. Pues lo cierto del caso es que no hay ni políticas ni acciones definidas para preservar el patrimonio cultural así como tampoco para gestionarlo. Más allá de consultorías y amiguismos. Más allá de haber desmontado el Museo de la Nación para instalar la burocracia del Ministerio de Cultura.

Como quiera que también en este campo –el de la cultura- la burocracia estatal parece ser ineficiente, conviene pensar en alternativas realmente sostenibles. Antes de que sea el íntegro de nuestro patrimonio cultural el que se desdibuje como el colibrí de Nazca.

De donde convendría pensar en alianzas estratégicas para la conservación y gestión de nuestro patrimonio cultural. Sin chauvinismos ni falsos patrioterismos. ¿Cuántas Universidades solo en los Estados Unidos tendrían interés en poner en valor y gestionar –académica y culturalmente- gran parte de ese patrimonio cultural que estamos ya perdiendo? Por cierto, las alianzas podrían extenderse al sector privado en general. Pero si este fuese el caso -¡por favor!- que no sean empresitas “de fachada” de esas que están birlando los tesoros públicos. ¿Tan difícil es encontrar aliados derechos?

Por Eduardo E. Zapata Saldaña
(18 - dic - 2014)

Eduardo Zapata
18 de diciembre del 2014

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