Nancy Arellano

Lecciones de una Casa Blanca mientras fue negra

Lecciones de una Casa Blanca mientras fue negra
Nancy Arellano
23 de noviembre del 2016

Un nuevo tipo de liderazgo para el desarrollo

La llegada de los Obama a la Casa Blanca fue un hecho histórico. ¿Cuáles fueron las razones? Las principal, ser el primer afroamericano en ostentar el liderazgo del país más influyente del siglo XX y XXI. Nadie discute eso. Probablemente ni Ud. ni yo, aunque no descarto alguna teoría de élite que pueda esgrimir algún anarcoliberal por el camino. Ahora bien, lo que para mi ha sido más importante en la administración Obama es la forma de comunicación política y la contundencia institucional y democrática de los mensajes, que se han desprendido desde un tipo de liderazgo particularmente empático. Entiéndase bien, hablo de empático; no de simpático ni de carismático.

El último evento internacional de Obama como presidente de los Estados Unidos ha sido en el Perú, lo cual es el punto final a ocho años de gobierno con una coherencia casi impecable; “casi” porque sabemos de algunas promesas incumplidas. Pero el mensaje central de su visita a la PUCP, con los jóvenes, respecto a la democracia y el desarrollo deja varias "citas citables", como diría un buen amigo.

En su encuentro con la Iniciativa de Jóvenes Líderes de América (YLAI), Obama señaló que la democracia era más que solo elecciones (lo que varias veces he suscrito en este espacio, sobre la democracia cuantitativa versus la cualitativa): "Democracia es también libertad de prensa. Democracia es libertad de religión. Democracia es estar seguros de que los derechos de las minorías están protegidos, no solo los de la mayoría. Democracia es el imperio de la ley, independencia judicial. Democracia es un asunto de todos estos elementos juntos (...)". Un mensaje que realmente pareciera incomprendido por muchos políticos de la región sobre el sistema político que nos rige por consenso y procesos históricos.

A ello añadió: "Pero el asunto principal que hemos aprendido es que en esta sociedad basada en el conocimiento, el orden se puede mantener con gobiernos represivos y no democráticos, solo por un tiempo, porque se pudrirán desde adentro (...) En el tiempo, estos gobiernos fallarán y sus economías también, porque cuando ellos cometen errores tratan de ocultarlos, en vez de resolverlos". Claros ejemplos latinoamericanos han desfilado por su mente y la mía, en este momento.

En respuesta a una joven peruana, Obama dijo: "No solo no hay contradicción entre democracia y desarrollo. Yo creo que, en orden, en esta nueva economía basada en el conocimiento, para que el desarrollo sea exitoso se necesita democracia"; sentenciando directamente una de las grandes paradojas a la que nos hemos sometido los latinoamericanos: ¿desarrollo o democracia?, ¿más mano dura para enderezar la economía o más libertad para eternizar el desorden que estanca? Pareciera que para el presidente norteamericano de lo que se trata es de democracia para el desarrollo. Una lección que hoy el Perú debe asumir en la política como estructura, proceso y resultado. Y quizás también Estados Unidos. Ya lo veremos en enero 2017.

 

Nancy Arellano

 
Nancy Arellano
23 de noviembre del 2016

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