Marco Sipán

Las víctimas de la pelea

Las víctimas de la pelea
Marco Sipán
07 de diciembre del 2016

Estudiantes y docentes de las universidades públicas

Hace más de un mes que la mayoría de las universidades a nivel nacional están paralizadas. De los aproximadamente 400,000 estudiantes matriculados este año en universidades públicas, más de la mitad no tienen clases hace un mes. Y mientras los líos de la censura a Saavedra recorren los medios de comunicación, sigue sin visibilizarse el riesgo que tienen los estudiantes de este año no culminar el ciclo 2016-II. Eso a los fujimoristas y defensores de Saavedra no les interesa.

La gente que se interesa por lo público y ve, escucha o lee las noticias a diario, sabe que tras la interpelación a Saavedra hay un enfrentamiento político entre el gobierno y el fujimorismo; y que poco tiene que ver con la irregularidades en las compras de las computadoras, que aún si fuera cierto, se ha convertido en el móvil perfecto para poder arremeter contra el ministro que expresa simbólicamente con mayor nitidez la alianza entre el gobierno actual de PPK y el anterior de Ollanta Humala. El fujimorismo no olvida aún la derrota, por eso lidera hoy una arremetida contra el gobierno y quiere la cabeza del ministro. Ha aprovechado una oportunidad y está demostrando el poder que tiene al ser mayoría absoluta en el parlamento.

La estrategia del gobierno es tratar de relacionar este ataque fujimorista con la vuelta de la dictadura de los noventa, tratando de atraer al antifujimorismo en general y a los congresistas del Frente Amplio, quienes se abstuvieron hace una semana. La respuesta del fujimorismo ha sido atacar al ministro a través de sus aliados, como el alcalde Castañeda, que había tenido una caída en su aprobación como burgomaestre, pero que ahora sirve como ícono para el ataque a los contenidos de la currícula educativa, con la finalidad de legitimar la censura al ministro y levantar su aprobación. Estamos presenciando cómo la derecha populista está jaqueando a la derecha tecnocrática por televisión y a nivel nacional.

Mientras tanto, las demandas de los docentes universitarios —por más marchas o huelgas de hambre que estos realicen— no son atendidas, generando indignación en los estudiantes que ven cómo pierden tiempo, recursos y oportunidades por los conflictos políticos de quienes no pisaron la universidad pública.

 

Marco Sipán

 
Marco Sipán
07 de diciembre del 2016

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