Paul Neira

Las Malvinas en educación: la informalidad en educación

Las Malvinas en educación: la informalidad en educación
Paul Neira
30 de junio del 2017

Como sociedad peruana hemos visto en tiempo real lo mejor y lo peor de nuestra sociedad peruana. El incendio del Centro de ventas Las Malvinas ha mostrado las profundas muestras de solidaridad de la gente de a pie para con nuestro Cuerpo de Bomberos Voluntarios; pero también la informalidad llevada a nivel de carnicería humana esa que esclaviza bajo imagen de trabajo.  La informalidad, ese monstruo de siete cabezas que se niega a agachar la cabeza ante los tímidos esfuerzos por alinearlos a la formalidad, ha cobrado esta vez directamente la vida de dos personas, dos peruanos, dos futuros.

Si es que este fenómeno de la informalidad esta tan extendido, algunos hablan que está en el ADN de los peruanos, entonces también se encuentra instalado en el sistema educativo.  Las dentelladas de este “Kraken” peruano también han penetrado el salón de clases, patios, pasillos y oficinas dentro de colegios, institutos y universidades a lo largo y ancho del Perú. ¿Cómo? Déjenme que les comparta algunas muestras de ello.

El año pasado se realizó un esfuerzo grande, a nivel de la ciudad de Lima Metropolitana, por identificar un conjunto de colegios que funcionan como colegios, es decir tienen alumnos, profesores y reuniones de padres de familia, pero no tienen autorización por parte del Ministerio de Educación para funcionar ósea no son colegios formales. En el primer mapeo realizado se encontró a algo más de 300 colegios privados bajo esta modalidad informal de funcionamiento.  Si asumimos, a mano alzada, que cada colegio tiene en promedio 100 estudiantes haga usted su matemática.  

Un segundo caso que se conoce es conocido como el “alquilazo ”.  Nos referimos al hecho que hay colegios que teniendo licencia de funcionamiento formal y aprobada por el Ministerio de Educación alquilan su lista de estudiantes para “agregar” estudiantes de otros colegios sin licencia de funcionamiento.  El equivalente a tener planilla formal y una enorme planilla negra.  Así, bajo este mecanismo terminan “legitimando” a los estudiantes de otros colegios y así entrar al registro oficial de estudiantes del Ministerio.  Una criolladas que importa, no.

El tercer caso lo llamaremos “creada la ley, no le hago caso”.  Nuestro país se encuentra ubicado en una zona del mundo con alta incidencia de rayos ultravioletas, los mismos que son dañinos para la salud de las personas.  Asimismo, es uno de los países con mayor indice de cancer de piel.  Por ello se dio una Resolución Ministerial que obliga que los patios de los colegios sean cubiertos por un material que proteja a los estudiantes de los mencionados rayos.  Desafortunadamente, son los Colegios Públicos a nivel nacional, los primeros en incumplir la norma dada por el Ministerio de Educación. Sí, el mundo al revés.

El cuarto caso lo llamaremos “soy su hermano, pero no se nada”.  Uno de los grandes retos que tiene el Perú es ampliar la atención en el nivel inicial, a dos niveles aquellos que aún no van a un preescolar y a aquellos que van a los PRONOEI, que es una modalidad de educación No Formal (les suena algo a esto de lo que estamos hablando).  El tema es que cuando, teniendo los recursos para hacerlo, el sector ha querido comenzar a construir colegios iniciales públicos a través de la ampliación de los edificios ya construidos, pues no se tenía título inscrito en Registros Públicos.  Como lo lee, el mismo Estado no cumple sus propias leyes. Ósea que los colegios son no formales. Como decía, “soy su hermano, pero no se nada”

Como se habrán podido dar cuenta, los casos antes descritos aplican indefectiblemente tanto a los colegios públicos como a los privados.  De estos y otros más ejemplos nadie, prácticamente, nadie se salva.

Pero más allá de estos casos puntuales, debemos de ser conscientes qué es lo que nos estamos jugando cuando convivimos, alegremente, con la informalidad en el sistema educativo peruano.  En el mundo de la empresa, del emprendimiento o de los negocios ya hemos visto las consecuencias inhumanas de la misma.  Creo, que en el caso educativo, permitir que la informalidad siga funcionando, es dejar que haga los mismo que les hizo a esos dos peruanos que estuvieron encerrados en esa carcel de metal, quitarle la vida de poquitos, asfixiarlos y dejarlos cercenados a la deriva.  La informalidad en los colegios de nuestro país deben ser luchador sin cuartel por todos nosotros, allí no hay bandos, solo la importancia fundamental que nuestros hijos deben de recibir la mejor educación en las mejores condiciones de legalidad. Punto.

 

Paul Neira Del Ben

 
Paul Neira
30 de junio del 2017

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