Tino Santander

Las dos imágenes del Apra

Las dos imágenes del Apra
Tino Santander
13 de septiembre del 2016

Testimonio de un militante aprista sobre Alan García

¿Qué piensan los apristas de Alan García? La historia que a continuación transcribo la cuenta un dirigente aprista vinculado a su entorno más íntimo. Lo que nos contó sobre García es impresionante. A través de este testimonio podemos comprender los sentimientos que el ex candidato presidencial genera en la mente y corazones de los miles de militantes y la situación que se encuentra el Apra. Este es el relato:

Echar la culpa a Alan García de todo lo que nos sucedió en la campaña es injusto. Todos los que participamos, desde el puesto que tuvimos, también somos responsables de nuestro silencio cómplice que se mezcló con una falsa lealtad. Pero, Alan García no reconoce aún sus errores políticos ni su conducta dubitativa y extravagante con las que varias veces amenazó renunciar en pleno combate electoral. Sus arrebatos y amenazas de capitulación no quedaron guardados en el secreto de un grupo cerrado, sino que trascendieron a todos los compañeros que trabajábamos con entusiasmo en el activismo y la propaganda. Sus desvaríos caían como mazazos de desaliento y duda sobre nosotros.

Alan nos repetía que íbamos a ganar, que el triunfo estaba asegurado; pero supimos que ese discurso era mentira porque él mismo intuía que con su decaído estado de ánimo y falta de convicción la victoria era imposible. Muchos nos preguntamos entonces ¿por qué Alan había aceptado liderar la batalla electoral? ¿Por qué alineó a miles de compañeros tras su dirección, cuando sabía de antemano que estábamos perdidos? Esperamos que la respuesta se la de él mismo algún día frente a su conciencia.

Justificar su derrota desastrosa con el argumento de que fuimos víctimas de una guerra de demolición no tiene sentido, pues eso lo sabía antes de ser candidato. Tampoco es aceptable que se declare víctima de la desconfianza de la derecha y del odio comunista. Sabemos que el gran Haya de La Torre, fundador del Apra y ciudadano ilustre del Perú, del que Alan dice ser discípulo y reencarnación, jamás perdió el afecto, la confianza ni el respeto del pueblo, a pesar de que padeció situaciones atroces y persecuciones que su autoproclamado sucesor ninguna vez confrontó.

Haya de la Torre, como Bolognesi nunca dejó su puesto de combate y afrontó las consecuencias hasta el final de su vida. En cambio Alan nos dirigió un mensaje de renuncia y renovación que los apristas celebramos. Luego sibilinamente retomó su condición de dirigente aprista y visitó al presidente Kuczynski, después de haberle acusado de no tener una gota de sangre peruana y de ser un forastero.

El secuestro de la imagen de Haya de la Torre por parte de Alan García, para proyectarse como su sucesor, fue una maniobra audaz e inteligente. Nos vendió su look y su buena oratoria, que imita la forma de hablar de Haya, para situarse como su heredero. Con esos gestos ganó en dos oportunidades la presidencia del Perú, con evidente destreza e intrepidez política.

Por eso los apristas percibimos a Alan como el nuevo jefe del partido. Esa situación fue cómoda para muchos, porque nos ofrecía acceso al poder. A partir de ese hecho Alan García impuso su autoridad personal como caudillo, nombró a quienes quiso y convirtió al Apra en su proyecto personal. La imagen del Apra quedó así ligada a Alan García, y la de él a la imagen del partido.

Hoy la derrota de Alan es un golpe aplastante sobre nuestro partido, porque su imagen está fundida con la del Apra. El ya ganó su sitio en la historia por haber presidido el país en dos oportunidades. También por ser el sepulturero del Apra fundada por Haya de la Torre, de quien afirmó sentirse su hijo putativo. Alan aprovechó la imagen de su padre político para construir la propia, fracasar y enterrar al Apra.

Este testimonio es verídico y fiel a la versión que escuché.


Tino Santander Joo

Tino Santander
13 de septiembre del 2016

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