La tormenta o la calma

Todos Por el Perú apelará el fallo del JNE

El JNE se ha pronunciado, finalmente, excluyendo del proceso electoral a los candidatos Guzmán y Acuña por diferentes justificaciones de interpretación y aplicación de la normatividad vigente.

Se suponía que siendo el JNE la máxima entidad jurisdiccional en materia electoral es deber de todos los candidatos (los excluidos y los que permanecen) acatar sus fallos siguiendo un comportamiento apegado a la Constitución y a los valores democráticos.

Lamentablemente el señor Guzmán y los representantes de Todos por el Perú (TPP) han adelantado que presentarán un recurso extraordinario ante la justicia constitucional  y ante los fueros internacionales para demostrar que el JNE ha actuado en forma ilegal, inconstitucional  y arbitraria, beneficiando, según ellos, a otras candidaturas que sí han violado normas electorales pero que pese a ello siguen en carrera.

A TPP y a Guzmán les asiste todo el derecho de adoptar las medidas que crean convenientes. Pero es lamentable que ello ocurra pues con su actitud ponen abiertamente en duda el buen proceder de la máxima entidad electoral, su imparcialidad y su independencia. Algo que no ocurría desde los oscuros fines de los 90`s cuando quedó demostrado el control corrupto que el montesinismo hizo de las entidades electorales.

No creo que sea el caso. No existe ningún elemento indicativo (al menos probado de momento) que en el JNE, los jurados especiales o en la ONPE se estén produciendo actos criminales. Todo lo que hemos vivido (y seguimos viviendo) en esta singular y enrevesada campaña es producto de una sumatoria de errores legislativos y procedimentales, que recaen en las propias entidades electorales, los cambios normativos aprobados extemporáneamente por el Congreso, la inexplicable y sospechosa conducta del Presidente de la República de convocar a elecciones a última hora, y por supuesto, los diversos y variados errores y violaciones a la ley cometidos por la mayoría de organizaciones políticas.

Si bien la rebeldía de TPP está encausada en justificaciones legales, lo que no debemos permitir, bajo ningún supuesto, es que tal situación derive en un abierto cuestionamiento a la legitimidad del proceso. Pasar del término “irregularidades” a la palabra “fraude” es un trecho que algunos quisieran saltar muy fácil y rápidamente, sea por convicciones jurídicas, sea por odios o apetitos políticos. Por ello, entre otras cosas, es crucial que pese a esta absurda extemporaneidad, el JNE o los JEE no dejen de pronunciarse sobre denuncias o tachas que pesan sobre otras candidaturas como las de Keiko Fujimori, PPK o Alianza Popular.

Finalmente, y pese a todos los esfuerzos de buena fe que se hagan, esta campaña será  recordada (dentro del marco descrito) por la ausencia clamorosa de ideas y propuestas confrontadas, por el lujo que se dan varios candidatos de proferir impunemente una gran cantidad de mentiras y medias verdades ante la falta de debates de fondo, y también, -para variar-, por la extrema confusión del votante promedio que no pasa de recibir, antes que ideas, escuetas imágenes, gestos, tachas, impugnaciones, acusaciones e insultos, pero de lo importante, es decir, acerca del futuro del Perú, nada, cero.

Terminemos de una vez con este penoso y mediocre episodio electoral con un proceso legítimo. Por lo menos alejemos la tormenta de la duda y la confusión y busquemos la calma de la certeza y transparencia democráticas.

MARIO SALDAÑA