Tino Santander

La revolución social de PPK

La revolución social de PPK
Tino Santander
02 de agosto del 2016

Para que todos los peruanos tengan agua potable y servicios de salud

El 28 de julio el presidente Kuczynski señaló que no es tiempo de debates ideológicos y que “tenemos que hacer una revolución social modernizadora”. Una revolución social que PPK proclama en nombre de la derecha que él representa, legitimada por el establishment económico peruano e internacional. Si esta revolución social hubiese sido propuesta por Gregorio Santos o Verónika Mendoza, inmediatamente los sectores derechistas la motejarían de chavista, estatista, castrista, etc. Lo realmente importante es, sin embargo, que la revolución social de PPK, quiere acabar con los 10 millones de peruanos sin agua y mejorar el infame sistema de salud, disminuir el déficit de 175,000 millones de dólares en infraestructura productiva (carreteras, puertos, telecomunicaciones, trenes, etc.). La planteada por PPK no es una revolución administrativa, sino un proceso social de cambio con el que todos podemos coincidir, cualquiera sea nuestra posición política. Esta podría ser la última oportunidad que tendremos para hacerlo en democracia.

Importante es el rumbo de un cambio que se avanzará en cinco años, y que el próximo gobierno tendrá que continuar para integrar a millones de peruanos ausentes de progreso. Si solo lográramos disminuir la informalidad al 60% —como propone PPK—, entonces será una verdadera revolución. Pero no bastan las medidas tributarias ni económicas, y se requiere mucho trabajo político. La informalidad está profundamente arraigada en la cultura peruana: es una forma de pensar, sentir y actuar que tenemos que superar, con el compromiso de todos, para que no se transforme en una frustración generalizada.

La imagen de PPK caminando hacia Palacio acompañado solo de sus ministros y algunos partidarios, sin afecto ni calor popular en las calles, confirma su lejanía del pueblo y que no tiene partido político que movilice a la gente. Lo que él tiene es una franquicia denominada PPK que consiguió con firmas en el JNE y que le sirvió para ganar la presidencia y atraer ocasionalmente a su gobierno a algunos políticos.

El escenario de los conflictos sociales es la pobreza extrema, pueblos y comunidades abandonados donde los niños malnutridos mueren de hambre y caminan kilómetros para ir a la escuela. Por eso, cuando PPK propone que el Perú sea miembro de la OCDE —organismo internacional que la inmensa mayoría no sabe qué significa— parece que el nuevo presidente estuviera hablándole a una junta de tecnócratas o de vecinos de San Isidro, y no a las multitudes hambrientas.

El esfuerzo que tiene que hacer el gobierno de PPK para impulsar su proclamada revolución social es acercarse con la acción política y sin lenguaje tecnocrático a los pueblos del Perú que pretende redimir. La revolución social no se puede hacer en los escritorios de los administradores y gerentes, sino organizando al pueblo y con la participación de este para ganar su fe y confianza, tan venidas a menos entre millones de peruanos.

 

Por: Tino Santander Joo

 
Tino Santander
02 de agosto del 2016

NOTICIAS RELACIONADAS >

El fracaso de la izquierda cusqueña

Columnas

El fracaso de la izquierda cusqueña

El grito guerrero de ¡Cusco, Cusco! ¡Rojo, rojo, siempre s...

25 de noviembre
Los alpaqueros de Huancavelica

Columnas

Los alpaqueros de Huancavelica

Huancavelica es una de las regiones más pobres del Perú....

20 de enero
El inacabable Megantoni

Columnas

El inacabable Megantoni

El inacabable Megantoni, es el título del libro de los periodis...

05 de enero

COMENTARIOS