La República en contra de los estudiantes

La portada del diario La República del pasado jueves desmerece al periodismo nacional. El proyecto legislativo de la congresista Rosa Bartra, sobre Modalidades Formativas Laborales —aprobado en el Congreso por diferentes comisiones— ha sido interpretado a su manera por el diario, que lo califica de “esclavista” con la finalidad de generar desconcierto. El proyecto en mención promueve la formación laboral voluntaria de los estudiantes en las empresas que elijan libremente. El proyecto de ninguna manera promueve trabajo, como ha dado a entender el diario de circulación nacional.

Con el titular perverso, La República traiciona a los jóvenes que estudian carreras técnicas y sufren las de Caín para encontrar un lugar en donde hacer sus prácticas preprofesionales y profesionales. El diario en mención debió ser el primero en apoyar la iniciativa de ley que busca invertir en el capital humano. En lugar de ponerse del lado de las causas populares que dice defender, hace lo contrario: condena a unos 300,000 jóvenes a quedarse fuera de un sistema educativo ampliado para mejorar su formación. Así, La República obstaculiza la educación de los pobres que han decidido por una carrera técnica, corta pero de gran trascendencia para el desarrollo económico del país. Impide de la peor manera la promoción de una herramienta que facilite el contacto de los jóvenes con el mundo laboral. No le da al proyecto de la congresista Bartra un espacio para evaluarlo, discutirlo y mejorarlo.

Los estudiantes de los institutos técnicos necesitan de una preparación dual: en el aula y en la empresa. Deben aprender a sortear todas las dificultades cuando utilicen la fuerza de sus brazos, piernas y manos para resolver situaciones adversas. Los jóvenes deberán desarrollar sus talentos haciendo cosas, tropezándose y cayéndose, malogrando aparatos, golpeándose en medio de toda clase de adversidades, como el ruido, polvo, humo, pisos cubiertos de aceite, desorden de herramientas y de equipos, a 4,000 metros sobre el nivel del mar o en medio del desierto. Y tal parece que el diario La República no sabe mucho sobre un taller de maestranza y mantenimiento, ni de manejo de maquinarias industriales, cuyos trabajadores deben calificar exhaustivos entrenamientos antes de ser contratados.

La portada de La República fue usada maliciosamente por la izquierda antisistema y por numerosos zoquetes que inundan las redes sociales, con el propósito de generar desórdenes en las calles. Una oportunidad para los desestabilizadores sociales que juran ser los justicieros del país.

No hay mayor injusticia que negarles el futuro a los más jóvenes. No hay mayor traición a las clases populares que impedirles su desarrollo educativo. No hay mayor ofensa contra quienes no pueden defenderse que decidir por ellos haciendo política, desvirtuando la realidad, engañando. Los oportunistas han tergiversado el espíritu del proyecto de formación laboral. Han interpretado la realidad a su antojo, bajo el mandato de una ideología totalitaria.

Como ingeniero sé de las peripecias de los estudiantes para encontrar una empresa que les dé la oportunidad de ingresar a sus instalaciones para realizar prácticas estudiantiles que les den mayores conocimientos. Sé de jóvenes que “mueren” por aprender de los que más saben, de los maestros de la vida real. El mundo de carne y hueso está también poblado de jóvenes ambiciosos que dejarían de comer por seguir aprendiendo. Pero eso La República no lo entiende. Cree que todos son pulpines a quienes resulta fácil mangonearlos.