La polémica sobre el gas

Camisea frente a las propuestas electorales

Alfredo Barnechea tiene el mérito político de introducir en el debate electoral la renegociación del contrato de Camisea. Ha logrado captar la atención del pueblo cusqueño que no quiere pagar 35 soles por balón de gas doméstico.

En el sur andino el uso del gas  para promover el desarrollo de la petroquímica y la diversificación económica es una promesa incumplida que se anuncia desde el 2003 por todos los sectores políticos que la levantan como bandera electoral.

El gas ha polarizado el debate, Barnechea ofrece una generalidad –renegociar el contrato- que seguramente explicará en algún debate presidencial. Verónica Mendoza, postulante por el Frente Amplio, afirma que la propuesta de Barnechea es electorera y oportunista.

Manuel Dammert, cuando era candidato al congreso prometía que en el gobierno de Ollanta Humala el gas doméstico costaría 12 soles. Propuesta incumplida, además de demagógica  y electorera. La izquierda tiene la hegemonía de las mentiras sobre el gas.  

PPK en un exabrupto inusual llamó a un joven periodista puneño “ignorante” por preguntar la posibilidad de renegociar Camisea. PPK, sostenía que no se podía renegociar el contrato. Ahora, cambió radicalmente y señala que sí se puede renegociar al darse cuenta de que su posición lo afectaba electoralmente en el sur andino.

Alan García, señala todo se puede renegociar  hablando con el presidente mexicano que es miembro de la Alianza del Pacífico para que influya en la comisión Federal de Electricidad mexicana. García señala pragmáticamente que eso es posible.  

Guzmán parece ser el candidato que no conoce el tema y se deja llevar por las emociones de las multitudes que exigen todo barato y gratis. Primero dijo: “No a la renegociación” para luego decir que sí. Incluso prometió a los cusqueños la planta de fraccionamiento en Kepashiato para producir y distribuir gas doméstico en la región.

La planta de fraccionamiento de Kepashiato solo tendrá viabilidad si se asegura un precio competitivo de Pluspetrol (como afirman el Colegio de Ingenieros cusqueño), además, requiere asfaltar la carretera Echarate- San Francisco para distribuirlo en las regiones   del centro y sur. Indudablemente  las promesas de Guzmán son oportunistas.

Lo único real es que la masificación del gas natural ha fracasado el tendido de ductos para atender a Lima metropolitana sólo llega al 15% de los hogares; en  Ica al 5% y existen concesiones en 13 regiones y no hay noticias de ellas como sostiene Julio Gutiérrez especialista en el tema.

Ayacucho puede convertirse en la primera región que masifique el gas domiciliario y vehicular y además construir un parque industrial. En Huamanga, se construye un ramal de 18 km hasta la comunidad de Uchuypampa donde se construirá una planta envasadora que comprima el gas y lo distribuya como gas virtual en 10 ciudades de las macro regiones centro y sur.

Sin embargo existe un conflicto entre el gobierno regional ayacuchano, la comunidad campesina de Uchuypampa por promesas incumplidas a los comuneros. Agregamos a ello el desconocimiento de los acuerdos firmados por la comunidad y TGP crean un escenario adverso para ejecutar el proyecto.

Ningún candidato sabe lo que pasa en Ayacucho. El gas parece un debate fuera de la realidad. El gobierno ha abandonado al pueblo ayacuchano. Ollanta Humala está desaparecido, mientras tanto la empresa concesionaria empieza a abandonar la zona y el proyecto por falta de garantías y seguridad en Huamanga.

Esta es la crónica de la ausencia de élites en el Perú y de la indiferencia del viejo centralismo limeño que paradójicamente las regiones impulsan por su ineficacia e incompetencia gubernamental.

Por Tino Santander Joo