Juan Carlos Valdivia

La peligrosa competencia populista

Clientelismo se responde con clientelismo, populismo con populismo

La peligrosa competencia populista
Juan Carlos Valdivia
21 de agosto del 2018

 

El 10 de abril del 2016, cuando se produjo la primera vuelta para las elecciones presidenciales, parecía haber una esperanza. Una mayoría sólida, contundente, había votado por mantener el modelo económico. En la lista al Congreso del pepekausismo iban representantes de los principales gremios empresariales; en la del keikismo, representantes del nuevo fujimorismo que se pretendía imponer. Lo lógico era que lograran, entre ambos, una alianza de gobierno. Ni siquiera se lo plantearon. Era un ambiente positivo que se perdió rápidamente cuando se inició la lucha por la presidencia en la segunda vuelta.

Desde ese momento hasta el día de hoy ha pasado mucha agua bajo el puente. PPK fue electo presidente, pero ya no lo es. Su vicepresidente, fallido ministro de Transportes y autoexiliado embajador en Canadá, Martín Vizcarra, es hoy el presidente de la República. Su primer ministro es un congresista que viene de otro movimiento político, pero que tiene una excelente relación con el keikismo. Su Gobierno, débil y sin un norte, de pronto se vio envuelto en una tormenta por unos audios con conversaciones de miembros del Poder Judicial, del Consejo de la Magistratura, con algunos empresarios.

Y en la crisis, se encontró una oportunidad. Se pasó de plantear una reforma en el sistema de justicia a una reforma política, cuya propuesta estrella es la no reelección de congresistas. La gente le pide al presidente que cierre el Congreso. Su propuesta sintoniza, casi de casualidad, con lo que el ciudadano reclama. Y entonces se siente con fuerza para enfrentar al keikismo y presionarlo para que sus propuestas de cambio constitucional se hagan realidad rápidamente.

Cierto es que ha producido unos textos elementales, con claros problemas de orden constitucional, que responden al reclamo ciudadano, pero no a los criterios teóricos de construcción de una sociedad. Pero se ha generado el impulso para la reforma, y se ha conseguido el respaldo ciudadano. Se cambiará el sistema de elección del parlamento.

El problema surge con la respuesta de Fuerza Popular. A pesar de todos los hechos producidos en estos dos años, el keikismo sigue manteniendo el control del parlamento, con una mayoría importante que les permite decidir todo en el Congreso. ¿Cómo responderá ante la presión del Ejecutivo?

Las primeras señales no son buenas. El presidente anuncia incrementos de sueldos para los maestros y la “intervención” de la Derrama Magisterial. Al día siguiente el parlamento aprueba una Ley que otorga beneficios a los trabajadores de Essalud. Clientelismo se responde con clientelismo, populismo con populismo. Los argumentos técnicos huyen en un debate como este. Si esta es la lógica en el Congreso ¿que nos espera del debate constitucional?

Un proceso de reforma constitucional requiere de debates, de participación de la academia, de una discusión profunda. Por el contrario, la lógica de una competencia populista, la disputa por ser popular a costa del presupuesto público, es altamente peligrosa. Si ambas partes entran en una confrontación, el resultado solo será negativo para el país. Estamos advertidos.

 

Juan Carlos Valdivia
21 de agosto del 2018

COMENTARIOS