Mario Saldaña

La paciencia de Ana Jara

La paciencia de Ana Jara
Mario Saldaña
19 de febrero del 2015

¿Cuánto bajará el reciente cambio ministerial las tensiones con la oposición? 

Si nos guiamos por la cita bíblica que Ana Jara puso en el tuiter momentos antes de la juramentación de los cuatro nuevos ministros, más la cambio de Otárola a la cartera de Justicia, lo del martes último resultó un triunfo de su paciencia. 

Como algunos pudimos conocer, la titular del Consejo de Ministros había intentado por lo menos en dos oportunidades (hasta donde se supo) llevar a cabo algunos cambios en el Gabinete, en especial, la remoción de Daniel Urresti. Pero el Presidente, aduciendo diversas razones, se lo había negado. 

El último pedido ocurrió tras los casos de reglaje a Jara misma, a Marisol Espinoza y a algunos representantes de la oposición, pero la respuesta de Ollanta habría sido como la canción: “espera un poco, un poquito más…”. 

Tuvieron que juntarse tres acontecimientos que podrían deberse a la llegada del año nuevo Chino (de La Cabra de madera), para que Jara lograra la aceptación y el convencimiento del Presidente y de Nadine Heredia. A saber: los sucesos de Pichanaki que generaron el papelón conjunto de Urresti, Figallo y Mayorga (los tres acumulaban varios pasivos y autogoles en su haber, aunque nadie entiende por qué Pulgar Vidal no levantó la mano en esta crisis), la complicación de Nadine Heredia por los nuevos elementos para una investigación por presunto lavado de activos, y una censura al Gabinete que corría como pólvora con fecha cierta. 

Al Presidente, como todos sabemos, poco le importa el diálogo iniciado por Jara (en realidad ese amago iba destinado al fracaso por la ausencia del fujimorismo y el APRA), pero era claro que una censura, atizada por el caso Pichanaki y las nuevas investigaciones contra Nadine, podía llegar a buen puerto. En ese escenario, nombrar un nuevo Gabinete, presidido o no por Jara, con mayores o menores cambios en diversas carteras, y en un contexto de crispación con la oposición, tendría en el voto de investidura una nueva muralla política por superar. 

Así, con algo de sensatez, el Presidente dio el visto bueno a estos cambios ministeriales como la vía menos costosa políticamente para continuar a flote con algunas decisiones importantes para poner en marcha, sobre todo en este período pre-electoral. 

Desde las cuentas oficialistas se dirá que el costo fue el menor de todos pues aún se mantiene en el puesto al cuestionado ministro Cateriano (distinguido por su antifujimorismo y antiaprismo) y el reemplazante de Urresti es quien ha sancionado y bloqueado varios pedidos del ex presidente Fujimori en la Diroes. 

Pero viendo el vaso medio lleno, lo positivo de este refrescamiento es que bajará (esperamos) mucho las tensiones con la oposición y al menos permitirá avanzar en un proceso de transición democrática con algunas decisiones claves, sobre todo en materia de seguridad ciudadana y reactivación del crecimiento. 

Así como es objetivo y realista no esperar ninguna reforma relevante de este régimen tras casi un lustro perdido, también lo es que Ana Jara, luego de meses de paciencia, puede retomar un liderazgo que traiga un poco menos de encono político, más compromiso anticorrupción real y destrabar una agenda pro desarrollo totalmente postergada pensando ya en el próximo quinquenio. 

Por Mario Saldaña C. (@msaldanac)
19 - Feb - 2015  

Mario Saldaña
19 de febrero del 2015

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