Dante Bobadilla

La misma izquierda

La misma izquierda
Dante Bobadilla
21 de abril del 2016

No debemos confundirnos con el nuevo disfraz de la izquierda ni con el maquillaje de su derrota

No sé ustedes pero lo que es yo ya estoy cansado de que los rojos me cuenten cuentos. Me sorprende la facilidad con que los “progres” montan mitos para contarnos la historia a su manera. Por ejemplo, ahora resulta que hay una “nueva izquierda”, para variar, y que esta no ha sido derrotada sino que ha triunfado en estas elecciones. No, es que yo francamente ya no entiendo nada. Parece que viviera en otra dimensión de la realidad porque donde estoy todo es exactamente al revés. No sé si es una especialidad literaria montar mitos, o si se trata de algún trastorno mental del progresismo aún no diagnosticado. Pero estoy en eso.

Escucho a Verónika Mendoza y veo la imagen viva de la misma vieja izquierda intransigente y delirante, dueña de la verdad, incapaz de consensuar con los demás ni concederle al otro una pizca de razón o de valía. Más allá de la izquierda todos son “vendepatrias”, enemigos del pueblo, agentes del imperialismo y de las transnacionales, defensores del modelo neoliberal extractivista, corruptos, lobistas, asesinos y cuanto cabe en la mente de estos delirantes. ¿Cuál es la novedad? Me parece estar escuchando a los izquierdistas en el patio de San Marcos a finales de los sesentas, cuando iniciaba mis días de universitario. En nada han cambiado.

No me vengan con que hay una nueva izquierda, que de nueva no tienen nada. Solo hay nuevos rostros con las mismas ideas del nonagenario Fidel Castro. Lo curioso es que pretenden achacarle al fujimorismo todas las características propias de la izquierda, en un afán ingenioso de fabricar un enemigo que haga de la izquierda una opción más viable. ¿Qué es eso de cargarle al fujimorismo el sambenito de dictadura? Hay una gran diferencia entre una democracia imperfecta y una dictadura. ¿Además, desde cuándo le preocupan las dictaduras a la izquierda, si se han pasado medio siglo defendiendo la dictadura castrista en Cuba y a la dictadura velasquista en el Perú? La dictadura es parte de la esencia ideológica de la izquierda. Por algo propugnaban la “dictadura del proletariado”. Lo tienen en su ADN, por eso mismo son sectarios: ellos o nadie. Los gobiernos de izquierda acaban siempre en dictaduras como la del chavismo en Venezuela y otros gobiernos antidemocráticos, totalitarios y corruptos a la vista.

La máxima creación de la nueva izquierda es el antifujimorismo como ideología del cinismo, porque es como el ladrón que corre gritando “¡Al ladrón! ¡Al ladrón!”. Han convertido a los fujimoristas en los malos de la película, mientras que la izquierda pasa de contrabando con una falsa imagen, disfrazados de defensores de los DD.HH. y el medio ambiente; un papel que se han visto obligados a asumir tras la caída del comunismo mundial, para poder seguir parasitando la ayuda internacional para sus ONG. Pero no son los chicos buenos que pretenden: utilizan la defensa de los DD.HH. para defender a terroristas, y al ambientalismo para sabotear las mayores inversiones del Perú; especialmente en un campo como la minería, que representa la mitad de nuestros ingresos. Esa es la misma historia de siempre de la izquierda. Nunca han dejado de ser saboteadores del progreso del Perú. ¿Dónde hay algo nuevo?

No debemos confundirnos con el disfraz de la izquierda ni con el maquillaje de su derrota. Tan cínicos son que pretenden que Gana Perú les es ajeno. ¿Ya olvidaron que Gana Perú era el camión que cargaba con toda la izquierda, y que ellos mismos eligieron a Ollanta como guía supremo? Además, luego de quince años de campañas antifujimoristas, con marchas, redes, colectivos, comisiones investigadoras en el Congreso, acusaciones fiscales, carcelería de Fujimori, la mayor cobertura mediática jamás vista en contra del fujimorismo a cargo de los más encumbrados opinólogos progres, con columnas y programas diarios destilando veneno contra el fujimorismo, que el fujimorismo haya terminado copando el Congreso y a un paso de la Presidencia tiene que ser una derrota aplastante para toda esta gentita izquierdosa de todos los matices. Solo que otra vez nos quieren vender gato por liebre y contarnos otro cuento.

Por: Dante Bobadilla
Dante Bobadilla
21 de abril del 2016

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