Guillermo Vidalón

LA IZQUIERDA Y SU FRACASADO “MODELO”

LA IZQUIERDA Y SU FRACASADO “MODELO”
Guillermo Vidalón
06 de abril del 2016

Juan Velasco, Hugo Chávez y Evo Morales han seguido este “modelo”

La izquierda peruana siempre abogó por lo que denominó una “revolución”, un nuevo “modelo”; ahora propone una reedición de la “revolución en la agricultura”. Emplear la misma fórmula con otro nombre dará como resultado el mismo fracaso: la Reforma Agraria (RA) significó una caída estrepitosa de la producción y el consecuente empobrecimiento del campo.  

¿Realmente la izquierda quería la RA? No, simplemente la instrumentalizó, pues estaba siguiendo la recomendación de uno de sus íconos soviéticos, Vladimir Ilich Lenin, quien manifestaba que para capturar el poder se requiere generar las condiciones objetivas y subjetivas que permitan el respaldo/hartazgo de “las masas”, como se referían despectivamente a la población. Recordemos que Nicolás Maquiavelo ya había escrito a comienzos del siglo XVI que lo que más teme la población es el caos, y frente a él prefiere renunciar a algunos de sus derechos con tal de respaldar a quien le ofrezca seguridad.

La RA en el Perú significó la ocupación física de las haciendas (un 24 de junio de 1969) y la expulsión de sus propietarios, a quienes se les entregó a cambio los famosos “Bonos de la RA”, que hasta la fecha no han sido redimidos.  Durante los siguientes once años el campo colapsó y cientos de miles de ciudadanos, que se encontraban desocupados y empobrecidos, ocuparon el entorno de las ciudades.

 

El campo abandonado y en gran medida despoblado, fue el escenario que escogieron los izquierdistas más radicales, los terroristas, para iniciar sus acciones de violencia un 17 de mayo de 1980. Fue en Chuschi, un pequeño poblado ayacuchano, donde destruyeron el material electoral que se iba a emplear en las elecciones generales de ese año. Ese proceso electoral significó el retorno de la democracia y la vuelta al poder de Fernando Belaunde Terry, tras su derrocamiento por el golpe militar de 1968, presidido por el general Juan Velasco Alvarado, dictador que efectivamente cambió el “modelo” para peor.

 

Hugo Chávez, el fallecido expresidente de Venezuela, manifestó en más de una oportunidad que era seguidor del dictador Velasco Alvarado; en concordancia, decidió replicar en su país el “modelo”. El resultado es por todos conocidos: asesinatos de opositores, represión violenta de las protestas, masivos encarcelamientos, desabastecimiento total de productos de primera necesidad, inflación descontrolada (la más alta del mundo) y la caída de la producción de petróleo, la principal actividad económica en el país llanero. Luego, otros mandatarios también quisieron implementar el “modelo”: la Argentina de los Kirchner, la Bolivia de Evo y el Ecuador de Correa.

 

¿Es casualidad que las izquierdas y su “modelo” obtengan resultados similares? ¡No! ¿Simple coincidencia? Tampoco. ¿Las izquierdas que propugnan un nuevo “modelo” han sido respetuosas de los usos y costumbres de la democracia? ¡No! Llegan al poder utilizando el sistema democrático para luego expresar que las normas constitucionales no les permiten ejecutar su “modelo”; por lo tanto, tienen que reformar la Constitución.

Dicen que la constitución vigente en el Perú tiene origen espurio. ¿En qué se basan, si todas las anteriores han tenido un origen similar? O acaso la de 1979 no fue convocada y supervisada por la Segunda Fase del gobierno militar de entonces. Eso es solo una excusa para imponer su “modelo”, posteriormente dirán que cinco años no les ha sido suficiente; en consecuencia, modificarán inclusive su propia constitución para reelegirse sucesivamente. ¿Acaso ese no ha sido el “modelo” del chavismo?

¿Es democrática una izquierda que no respeta el sentir mayoritario de la población y está dispuesta, inclusive, a echar por la borda el sistema democrático con tal de impedir que arribe legítimamente al poder quien no es de su simpatía? ¿Acaso no han anunciado su participación en la intentona antidemocrática el Movadef, la Coordinadora de DD.HH., los colectivos anti y otros? ¿Mera coincidencia?

En la contienda electoral hay varias opciones que no representan necesariamente la polarización o la confrontación violenta.  El próximo gobierno requiere convocar a todas las fuerzas democráticas para recuperar el crecimiento y brindar mayor bienestar para la población. Y eso se logra generando confianza y atrayendo a los inversionistas —nacionales y extranjeros—, no ahuyentándolos anunciando un nuevo/viejo y fracasado “modelo”.
 

Guillermo Vidalón del Pino

Guillermo Vidalón
06 de abril del 2016

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