Ricardo Escudero

La izquierda en extinción no es oposición

La izquierda en extinción no es oposición
Ricardo Escudero
22 de abril del 2016

Carece de liderazgo y convocatoria, se autodestruye y le tiene miedo a su propia sombra

A mucho les duele la verdad cuando uno señala los resultados decepcionantes de las coaliciones o plataformas que hacen los que se autodenominan “de izquierda”, porque carecen de programa y acción política que los identifique como una vía para el progreso o desarrollo del país. Sus partidos siempre están así, partidos. Es más, no son una alternativa popular de Gobierno nacional, y ello se debe en gran parte a que, tanto en el nivel regional como local, han fracasado rotundamente, con manejos de dudosa interpretación. A ello se suma la falta de un liderazgo que les pudiera servir para darle continuidad a sus pocas propuestas de dirección y gestión.

Una imagen ayudará a entender, en cierta forma, este fenómeno: las izquierdas son como una larga fila de vagones de tren, cada vagón lleva una carga distinta y la locomotora cambia de conductor constantemente y sin previo aviso; se detiene a medio camino o comienza a retroceder sin preguntar a sus contratistas.

En los últimos cincuenta años se han creado más de cien marcas con nombres como Alianza Revolucionaria de Izquierda, Partido Comunista Unidad, Partido Comunista Revolucionario, Partido Socialista Revolucionario, Vanguardia Revolucionaria, Unidad de Izquierda Revolucionaria… Así sucesivamente hasta que abandonaron las palabras comunista, socialista, izquierda y revolucionario para emplear marcas como Sembrar, Fuerza Social, Frente Amplio y algunos nombres poco usuales para quienes vienen de canteras “explosivas”, donde una frase común era “el poder nace del fusil” o que “las condiciones no estaban dadas para iniciar la lucha armada”. Esto último enfurecía a los más radicales que iniciaron, desde Sendero Luminoso, la penosa “guerra popular” ocasionando decenas de miles de muertes, hogares destruidos, niños sin familia, campos arrasados por la violencia, más pobreza y dolor para los peruanos.

Esa izquierda pretende siempre imponer una lista de exigencias para que todos sigan su esquema de cambios. Por ejemplo, no pagar la deuda externa, no firmar el TLC con Estados Unidos ni con Europa, no explotar el gas de Camisea y muchas otras cosas. Pero luego de obtener el país grandes beneficios —sin hacerle caso a ese tipo de izquierdas— ahora ellos hablan de cambiar la Constitución, destruir el Sistema Privado de Pensiones, hacer crecer el Estado, no firmar el Acuerdo Transpacífico, impedir nuevos proyectos mineros y más iniciativas insostenibles.

La izquierda en extinción no es oposición porque no representa a nadie. Tiene votos prestados —recibidos de casualidad—, carece de liderazgo y convocatoria, se autodestruye y le tiene miedo a su propia sombra. Tampoco tiene nada de orgánica porque no existe, a pesar de que le cayó del cielo esa llovizna de votos. Frente a esa realidad, la oposición será el camino de un centro democrático y una derecha popular, que se abre con las iniciativas del Apra, PPC y Acción Popular. Estos partidos, renovados en sus liderazgos, con ideas y doctrina, y con ganas de volver a surgir nos permitirán alcanzar el equilibrio político que el Perú no puede dejar de lado.

 

Ricardo Escudero Vigil

 
Ricardo Escudero
22 de abril del 2016

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