La Interlocutora

Sobre el liderazgo de Nadine Heredia en el Partido Nacionalista y el gobierno

Los resultados de las recientes elecciones regionales le han dado a la señora Nadine Heredia una oportunidad inmejorable para mostrarnos sus competencias y capacidades de cara a su futuro político. Aprovechar esta oportunidad sería un gesto de seriedad y madurez política, particularmente para quien aspira a cargos políticos superiores; dejarla pasar simbolizaría una abdicación de su liderazgo como jefa del Partido Nacionalista.

Por confesión propia, fue ella quien infundió loa ánimos finales a su esposo para el llamado levantamiento de Locumba. Por la lectura de signos del Poder durante estos tres años, ha sido ella la que ha estado tomando las decisiones trascendentales para el país.

De hecho, una conocida revista le confiere a la Primera Dama –por primera vez en la historia reciente- un poder inusual no registrado en las personas que desempeñaron esta función en los últimos años.

Y no se trata –por cierto- de una leyenda urbana más. Porque desde cuando decidieron formar el Partido Nacionalista como una “aventura política conjunta con su esposo” –según sus propias declaraciones- sus gestos y declaraciones han confirmado su injerencia en la constitución de gabinetes y en la propia gestión de estos.

Comunicadora de profesión, se ha mostrado como una mujer carismática y con buen manejo de medios. Y gente muy cercana le reconoce una inteligencia especial, una fría capacidad para elegir/descartar colaboradores y –cosa también importante- capacidad para soñar/codificar proyectos. Personales o de país.

Pues bien. Durante la campaña para las elecciones presidenciales del 2011 –acompañando a su esposo- fue una de las defensoras más entusiastas del lema “agua sí, oro no”. Táctica electoral o no, este mensaje penetró en el imaginario de muchas poblaciones regionales.

Dado que los resultados en varias regiones han colocado en las Presidencias Regionales a personajes que han adherido a este postulado, no cabe duda del éxito comunicativo del mismo.

En este contexto –y considerando el giro que para muchos significó el paso de la Gran Transformación a la Hoja de Ruta- hubiese convenido hace un buen tiempo una explicación a los electores de la primera vuelta en el 2011.

Dados los resultados de las elecciones regionales a los que hemos aludido y tomando en cuenta posiciones anti-mineras que asoman por doquier, no cabe duda de que esa explicación debida y pendiente es hoy una urgencia.

En orden al prestigio alcanzado por la señora Nadine Heredia y en su condición de jefa del Partido Nacionalista, hoy en el Poder, se le presenta la oportunidad de explicitar -de cara al presente y al futuro- si los proyectos mineros y la inversión que ellos conllevan serán o no apoyados. Y decirlo en los mismos lugares donde fueron hechas las propuestas primigenias. Hacerlo o dejar de hacerlo afirmará o negará la seriedad y madurez política a las que hacíamos alusión al principio de esta nota.

Al ser claro el Poder de la Primera Dama y la opacidad y dependencia políticas que caracterizan a los miembros del Gabinete, la jefa del Partido Nacionalista es la interlocutora ideal para establecer un diálogo franco con las bases que primigeniamente la apoyaron y con los Presidentes Regionales que supieron canalizar las propuestas originales de su Partido.

Toca a ella ser la interlocutora que el futuro económico y social del país exige en esta hora. Toca a ella exportar los signos que –ya no tras bambalinas- pongan en evidencia su liderazgo. ¿Se atreverá a hacerlo?

 

Por Eduardo E. Zapata Saldaña
(23 - oct - 2014)