Iván Arenas

La hora de la oposición

La hora de la oposición
Iván Arenas
28 de enero del 2015

La beligerancia política de presidente y el rol de las fuerzas democráticas.                     

El presidente Ollanta Humala y su gobierno se encuentran en su hora más difícil pero pareciera que no hay preocupación en los pasillos de Palacio. Después de la derrota sufrida en el Congreso con la derogatoria de la llamada Ley Pulpín la reacción del gobierno y sus voceros llevan la impronta de la venganza sin sentido con visos de que la confrontación no tendrá por el momento límites.

Estimado lector, seamos justos, se puede gobernar desde la mentira, con mano dura u otras recetas, pero nunca se gobierna desde la ignorancia. Lo que este gobierno hace es cometer errores no solo por su inexperiencia en el arte de la política sino porque sus desaciertos sucedáneos están marcados por un toque genuino de inopia. Este gobierno no aprende a pesar del tiempo y los errores cometidos. Ha llegado la hora de que la oposición cumpla mayores roles que la fiscalización y la vigilancia al régimen.

Es cierto que este gobierno ha echado por la borda tiempo irrecuperable y las consecuencias, sobre todo en la economía, son notorias. El magro crecimiento económico no hace sino refrendar la desaceleración de lo que algún día se llamó el milagro peruano. Los efectos llegan incluso hasta el corazón de la democracia y la gobernabilidad de la patria. El gobierno ha preferido insistir en la cultura de la sospecha desterrando toda posibilidad de diálogo, confianza y acuerdos con los sectores democráticos. Insiste en agrandar la línea del antiaprismo y el antifujimorismo, sin alcanzar los réditos políticos esperados.

La oposición debe tener la capacidad de mirar por encima de lo que el gobierno de Humala es en realidad: una aventura de Bonny and Clyde de corto tiempo. Lo que está en juego va más allá de la imposición de una ley, o de un escandalete como el de Belaunde Lossio, o de una red de espionaje muy mal montada, lo que está en el limbo es la democracia. Los líderes de la oposición, Keiko y García, deben entender que Humala y su gobierno son débiles, sus reacciones son propias del derrotado que necesita mostrar los dientes de cuando en cuando para que sepan que algo de vida queda.

Falta poco menos de dos años para que el gobierno de Humala se marche dejando atrás una gestión mediocre. La oposición debe ahora marcarle el camino a este gobierno para que la situación no se vuelva más compleja de lo que ya es. La voluntad debe ir incluso más allá de este año electoral donde seremos testigos de los puyazos más insensibles e inverosímiles. Son los intereses del país y no los de la pareja presidencial los que están sobre la mesa.  Si el gobierno no quiere o no tiene una salida a la permanente crisis la oposición debe mostrarle la luz del faro de la tolerancia.

Pero también es una oportunidad para adelgazar los antis. Si el fujimorismo y el aprismo insisten en hacerle el rigor al gobierno dejarán un margen amplio para la aparición de otra aventura que conlleve nuevamente a sentar a la democracia en el diván.

Por Iván Arenas
28 - Ene - 2015

 

Iván Arenas
28 de enero del 2015

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