Eduardo Zapata

La deserción en aula

La deserción en aula
Eduardo Zapata
09 de febrero del 2017

Una problema que las autoridades prefieren ignorar

Con demasiada frecuencia los organismos oficiales internacionales o nacionales suelen celebrar la llamada “cobertura educativa”. Así como también se cuantifica —y cómo no, se celebra— la disminución de la deserción escolar.

Diversos estudios coinciden en que actualmente un poco menos del 15% de estudiantes abandonan sus centros de estudios, desertan de la escuela. Y se afirma que repetir el grado o desertar de la escuela le cuesta al país S/. 1,150 millones al año. La medición de la llamada calidad educativa parece circunscribirse para algunos a los resultados de la limitadísima prueba PISA.

Sin embargo, poca atención prestamos al concepto de deserción en aula. Puede que el alumno esté matriculado. Puede que no vaya a abandonar físicamente el centro de estudios. Y puede aun que apruebe —vía los amaestramientos— la prueba PISA o equivalente. Pero deberíamos preguntarnos e indagar sistemáticamente cuántos de los alumnos que están físicamente en aula están mentalmente fuera de ella.

Particularmente en los tiempos que corren, y con la cantidad de artefactos electrónicos que el estudiante tiene a su disposición, los tiempos y espacios de una escuela anquilosada compiten —con desventaja— con los tiempos y espacios electronales por los que circula la mente del estudiante. Para decirlo simplemente: ¿cuántos de los estudiantes que están sentados en sus carpetas o mesas de trabajo se sienten motivados para estarlo? ¿Lo dicho por el profesor interesa realmente a los alumnos? ¿Lo que decimos está despertando su curiosidad intelectual? ¿O será que simplemente está circulando en el aula información dirigida a la memoria de corto plazo, a ser actualizada en una prueba pedagógicamente intrascendente?

Hace poco conversábamos con Lennia Matos. Ella es psicóloga, profesora de la PUCP, antigua alumna y amiga. Nos contaba que está participando en una investigación internacional sumamente interesante. Porque estamos habituados a estudios que analizan cómo las estrategias motivacionales del profesor influyen en la motivación y compromiso de los estudiantes. Pero en esta investigación de lo que se trata es de medir cómo el ser y estar del estudiante puede o no motivar al profesor. En la medida en que motivación y compromiso son elementos fundamentales para evitar la deserción en aula, nos pareció fascinante que estos elementos sean vistos desde los dos lados del circuito comunicativo.

Un día antes habíamos pasado toda una mañana con Víctor Jaime, ingeniero preocupado por la educación, también ex alumno, gerente general de Tecnología y Creatividad SAC. Fueron horas en las cuales nos mostró su propuesta para electronalizar la educación peruana. Considerando las limitaciones que tiene Internet en el Perú y los altos costos que implicaría su utilización plena en la escuela pública, él y sus equipos técnicos han desarrollado un sistema que siguiendo la lógica electronal se vale de ella, sin los costos que demandaría la adhesión formal a la red.

Si logramos la motivación y el compromiso bidireccionales reclamados por Lennia Matos y aplicamos la tecnología electronal propuesta por Víctor Jaime podremos hacer frente a la deserción en aula a la que aludimos en esta nota, ante cuya realidad muchas veces preferimos cerrar los ojos.

Por Eduardo E. Zapata Saldaña
Eduardo Zapata
09 de febrero del 2017

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