Iván Arenas

La derecha que se desangra

¿Podrá la posible vacancia de PPK reducir la extrema polarización?

La derecha que se desangra
Iván Arenas
14 de marzo del 2018

 

Cualquier peruano de buena voluntad se preguntará, ¿cómo es que dos fuerzas de derecha y promercado, como el pepekausismo y Fuerza Popular, han llegado a la polarización extrema y a colocar a la gobernabilidad de cabeza? También se preguntará, ¿hasta dónde llegará la guerra? Todo apunta a que no tiene fin por ahora. Veamos.

De alguna manera, la polarización extrema Ejecutivo - Legislativo ha sido resultado del intento de excluir a Fuerza Popular de su posición mayoritaria en el Congreso. ¿Por qué? Porque un débil Ejecutivo pepekausa se dejó llevar por asesores aprendices de Maquiavelo y entonces se conformó un Gobierno que, aliado con medios y periodistas, desarrolló una estrategia cuyo objetivo era arrinconar a la fuerza naranja.

Por supuesto, existen opiniones distintas. Desde la izquierda caviar y limeña se entiende que la actual situación es fruto de una maquinaria “mototaxi” cuyo objetivo era la vendetta contra PPK, luego de un triunfo agónico en las elecciones presidenciales. En la narrativa de la izquierda caviar también se dice que el fujimorismo tenía como objetivo la excarcelación de Alberto. No obstante, ello ya ha ocurrido, y todo el análisis caviar cae en la hoguera de las vanidades.

Cuando se dio la victoria electoral de PPK nadie creyó que la guerra abierta por el nadinismo contra la fuerza naranja continuaría, encabezada por una derecha tecnócrata. Sin embargo, el pepekausismo ha cogido el libreto nacionalista y lo ha llevado al extremo. ¿A qué se debe? Es simple: la izquierda limeña caviar, que tiene vocación estatal desde tiempos del toledismo, se resiste a dejar espacios en el Gobierno, y propuso una estrategia de marginalización de la mayoría legislativa y de otros sectores de oposición. Esta estrategia se vio de manera clara cuando una izquierda limeña liderada por Glave evitó pronunciarse por la vacancia presidencial, no obstante que la otra izquierda (regional) respetó su palabra hasta el final.

Ningún analista dijo que la relación entre Ejecutivo y Legislativo sería fácil, pero nadie predijo que dos fuerzas que apuestan por el libre mercado se enfrascarían en una guerra sin cuartel. En medio de esta polarización nadie gana. De allí que las encuestas, que oportunamente se difunden en claro favor al Gobierno pepekausa, reflejen que la guerra de posiciones lleva solo al desgaste. En todo caso, esta es una correlación de debilidades. Un empate catastrófico, según los manuales de la buena política.

¿Podrá la posible vacancia de PPK reducir la extrema polarización? Es casi imposible. En Fuerza Popular todo indica que la guerra seguirá. Pero el objetivo ya no es PPK, sino la izquierda caviar que aún permanece en el Gobierno y que ha logrado, por ejemplo, partir en dos al fujimorismo. Si Vizcarra asume la Presidencia, por ahora una situación impensada por la batahola en su contra (para evitar que se desentienda del peso de la coyuntura), solo le queda un pacto con Fuerza Popular. Es indudable que al pepekausismo no le alcanza con el apoyo de algunos medios, periodistas y pocos aliados en la oposición. Salvo Sheput, sus figuras han sido tragadas por las circunstancias.

Mientras en la derecha se pelean a golpes, el Perú “realmente existente” solo atina a mirar.

 

Iván Arenas
14 de marzo del 2018

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