Heriberto Bustos

La democracia se construye

Con instituciones, valores y ciudadanía

La democracia se construye
Heriberto Bustos
29 de agosto del 2018

 

El desarrollo de las sociedades caminó de la mano con intentos de organización que fueron respondiendo, poco a poco, a las necesidades e intereses de las mayorías. Como si se tratara de un aprendizaje por medio de la exploración y el tanteo, este proceso permitió el surgimiento y progreso de la democracia, cuyo objetivo no es otro que el de ordenar la convivencia social sobre la base de la justicia y equidad, con el Estado brindando la institucionalidad encargada de hacerla efectiva.

Avances y retrocesos de este proceso ha configurado imágenes distintas y particularidades que dificultan una clara y única definición. No obstante, existe consenso en que la democracia es un instrumento orientado a incentivar la participación social, asegurar el protagonismo de la población y evidenciar su predisposición a luchar contra las desigualdades.

Las discusiones ideológicas de otrora han desaparecido del escenario político, dejando —sin habérselo propuesto— algunas “ideas fuerza” que, de tanto repetirse, perdieron su esencia, se desvirtuaron y sus espacios fueron copados por clichés. Esas discusiones se asumen hoy como expresión de una particularidad o propiedad de ciertos grupos, sectores o clases, olvidando que son parte de la humanidad. En ese escenario fue dejándose de lado la importancia de la democracia, y en muchos casos negándola y reduciéndola a la participación electoral; o contraponiéndola erróneamente con los sistemas de dictadura, como en el caso de la izquierda tradicional.

Las actuales circunstancias políticas, sociales, económicas y culturales nos llevan a entender la necesidad de darle a la democracia sentido y contenido real, comprometiéndonos en su fortalecimiento. Ya no es momento de asignarle el apelativo de “burgués”, “débil”, “liberal, “enferma” o “incompleta”; es el momento de asumir con voluntad su trascendencia para asegurar la participación popular, su protagonismo y la pujanza en la lucha por la equidad, de modo que avancemos hacia un punto de encuentro entre democracia e igualdad. Demasiado separadas las teníamos no solo en nuestras cabezas, sino en la propia práctica.

Gruesos sectores se vienen volcando a las calles, enarbolando protestas contra la desigualdad, violencia, corrupción, terrorismo; por la reestructuración del Poder Judicial, cierre del Congreso; la utilización de la educación para implantar ideologías de género, entre otros, ubicando en el escenario de la discusión nacional los problemas que atraviesa nuestro país. Debemos ser torpes para no entender que esas movilizaciones están buscando un referente ideológico-político- organizativo que una a los peruanos en el tránsito hacia un horizonte de paz, libertad, participación, igualdad, transparencia y respeto de los derechos humanos. Un referente que encontraremos en el compromiso y la acción de fortalecer la democracia. No hacerlo implicaría ceder espacio a modelos anarquistas, autoritarios o totalitarios.

Los demócratas debemos encontrar puntos comunes en el camino de construir país. La limpieza y reforzamiento de las instituciones y poderes del Estado, el fomento de valores y el ejercicio de ciudadanía, constituyen en estos momentos una oportunidad para la defensa y construcción de la democracia en tanto ella, hoy por hoy, es un referente de unidad nacional.

 

Heriberto Bustos
29 de agosto del 2018

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