Guillermo Vidalón

LA DEMOCRACIA DERROTÓ A LA IZQUIERDA

LA DEMOCRACIA DERROTÓ A LA IZQUIERDA
Guillermo Vidalón
13 de abril del 2016

La izquierda sigue optando por la protesta y no ofrece alternativas

El domingo 10 se llevó a cabo la primera etapa del proceso electoral. Y hubo un hecho trágico: el asesinato de varias personas realizado por extremistas de izquierda que sabían que los peruanos conscientes, pacíficos y democráticos los derrotarían en las urnas. Fue algo muy parecido a lo que sucedió en las elecciones del 18 de mayo de 1980, cuando fue elegido para un nuevo periodo presidencial el arq. Fernando Belaunde Terry: un día antes, las huestes de Sendero Luminoso iniciaron su demencial acción terrorista destruyendo el material electoral que iba a ser utilizado al día siguiente.

En esta oportunidad, quienes tienen afinidad ideológica con el extremismo, aunque no comparten su accionar violentista, también fueron derrotados. Mientras la izquierda no se modernice ni acepte el aporte de la libre iniciativa privada y la legitimidad de la propiedad privada, seguirá apostando por la protesta sin ofrecer al electorado alternativas confiables para hacer un uso más eficiente de los recursos de que dispone el Estado, y que provienen del pago de tributos de personas naturales y jurídicas.

La simpatía por la variopinta izquierda representa aproximadamente el 20% del electorado, pero no se trata de electores que busquen necesariamente la expansión de la actividad económica del Estado. Son, más bien, sector de electores que quieren más Estado porque entienden que las organizaciones gubernamentales deben prestar un servicio de calidad, que les facilite su vida cotidiana y les brinde seguridad.

La precisión de que la Constitución debe o no incluir alguna frase es lo que menos les interesa a los electores. En cambio, para la izquierda conservadora añadir un eslogan puede significar un argumento que en el futuro puede ser empleado como banderilla de agitación política. Cuando señalan “Los pueblos tienen derecho a….” y a continuación enumeran una serie de elementos, lo que quiere comunicar la izquierda conservadora es un argumento de demanda hacia el Estado; pero nunca indican cómo será posible el financiamiento de la expectativa que están generando.

Del mismo modo sucede cuando, por razones ideológicas, la izquierda conservadora se opone a la principal actividad económica del país, la minería. Nos dicen que impacta el medio ambiente; pero cuando uno les pregunta ¿cuál es la forma de operar más adecuada para disminuir dicho impacto y mantenernos competitivos en el mercado internacional de los productores mineros?, no tienen respuesta. Y si adicionalmente se les pregunta, ¿cuál es el ejemplo a seguir?, ¿cuál es la tecnología más adecuada?, otra vez obtenemos por respuesta el silencio o meras divagaciones.

Dicen que en otros países se emplea agua de mar, efectivamente, pero eso sucede en lugares que no disponen del recurso hídrico. Por consiguiente, los estudios para el desarrollo de los proyectos en esos países han incorporado, en sus estructuras de costos operativos, el costo de obtención de agua de mar, la captación, el procesamiento y la devolución del excedente. De existir agua suficiente en determinadas áreas, ¿resultará razonable disminuir el volumen de los ingresos que se pueden generar en lugar de destinarlos al financiamiento de obras de infraestructura socio-productiva?

Si algún proyecto decide emplear agua de mar desalinizada, el conservadurismo de izquierda dice que la minería es un riesgo. Si alguien quiere construir una represa para garantizar un flujo continuo de agua para las actividades económicas que la requieran, señalan que acumular un volumen significativo de agua puede representar un riesgo potencial para quienes viven aguas abajo del embalse. Por otro lado, indican que se debe diversificar la oferta productiva del país. Es una propuesta razonable, pero la diversificación también implica contar con una infraestructura básica para, por ejemplo, disponer de la suficiente capacidad de generación de eléctrica para abastecer la demanda generada como consecuencia de la propia diversificación.

Mientras tengamos opciones políticas de izquierda ancladas en el pasado, el electorado seguirá, a Dios gracias, manteniéndolas al margen de la administración del Estado.

Guillermo Vidalón del Pino

Guillermo Vidalón
13 de abril del 2016

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