Jorge Morelli

La decisión es: ¡postergar!

La decisión es: ¡postergar!
Jorge Morelli
10 de septiembre del 2014

Una vez más, el gobierno atrapado en la ambivalencia ideológica que lo paraliza

El presidente, Ollanta Humala, dice que el paro de La Convención, que llevaba 14 días, fue “impulsado por dirigentes con intereses políticos”. “Esto está sucediendo en La Convención –añadió- porque es la región más rica del Cusco. Lo que se están peleando es la plata", apuntó con su usual tendencia reduccionista de remitirlo todo a la pequeña historia de la mezquindad y cicatería.

Simultáneamente, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) anunciaba la instalación de una mesa de diálogo en el Cusco con los mismos dirigentes políticos que “se pelean por plata”.

El diálogo lo encabezó el ministro de Agricultura. El del Interior ni fue. El restablecimiento del principio de autoridad no fue condición previa para el diálogo, como se había dicho. Solo el levantamiento del paro. Llegaron a ese acuerdo a cambio de la multiplicación de las mesas de diálogo, pero ahora en Quillabamba. La metástasis de mesas prepara de antemano la capitulación del gobierno a todas las exigencias de los dirigentes denunciados por el Presidente por cicateros y mezquinos.

He ahí el gobierno humalista. La ambivalencia ideológica lo paralizó una vez más. Miedo de que lo acusen de represivo si actúa, y de incompetente si no actúa. La parálisis de 14 días desembocó en la multiplicación de las mesas de diálogo.

Lo que le importa al gobierno son las apariencias. La decisión es nunca decidir, solo postergar. Las nuevas mesas de diálogo son una mecedora por partida doble. Solo que el verdaderamente mecido es el gobierno. Lo advertirá en Quillabamba, si lo toman de rehén al menor intento de discutir lo que el dirigente exige.

Mientras esa pantomima se desarrolla, la realidad continúa fluyendo impertérrita de manera subterránea. El chofer de la camioneta que se precipitó al río Vilcanota causando la muerte del alcalde de Kepashiato ha confesado que traía droga desde Pacaybamba, distrito de Vilcabamba, en el Vraem. Confirmado, entonces: el bloqueo no impedía la salida de la droga por La Convención, solo la entrada de abastecimientos, solo la inversión, solo el restablecimiento de la autoridad.

Hay indicios de que el paro al norte del Cusco amenazaba con extenderse al sur. El sábado bloquearon la carretera a Puno, la ruta de la cocaína hacia Bolivia y el Atlántico. En Puno, el dirigente aymara antiminero Walter Aduviri, socio de los líderes indígenas bolivianos radicales, candidatea al gobierno regional. El  lector recordará a Aduviri, es quien en plenas elecciones de 2011 lanzó a la población de la periferia sobre las cinco comunidades aymaras que recibían beneficios de la mina del cerro Santa Ana, de la canadiense Bear Creek. Alan García cedió. El cerro Santa Ana está en poder de la minería informal desde hace tres años.

Este es el nudo de intereses políticos del narcotráfico y la minería ilegal que el presidente Humala denuncia mientras su gobierno se prepara para negociar con aquellos unos términos que le permitan llegar a su agónico final cuidando las apariencias.

Por Jorge Morelli

Jorge Morelli
10 de septiembre del 2014

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